Lucio Fontana conquista París
En
el Museo de Arte Moderno de la capital francesa, una retrospectiva con
más de 200 obras de las 10.000 creadas porel genial rosarino revela sus
facetas menos conocidas. Además de la famosa serie con lienzos tajados,
otros trabajos demuestran la versatilidad de un hombre incansable que se
tomó la libertad de ser abstracto y figurativo
PARIS.-
Mila entra en la sala y busca impaciente los cuadros "rotos". Ése es el
término que encontró su tía para que, a los tres años y medio, el
programa de ir al museo la seduzca. La pequeña curiosa se pasea por
esculturas abstractas y cerámicas de fondos marinos, animales y
naturalezas muertas, pero no los encuentra. Deberá atravesar varias
épocas y técnicas diversas en la obra prolífica de Lucio Fontana antes
de llegar a sus lienzos tajados: su etapa creativa más conocida fue
realizada durante los últimos diez años de su vida.
El Museo de
Arte Moderno de París (MAM) presenta una retrospectiva que permite
descubrir de manera global el trabajo del artista nacido en Rosario
(1899-1968). Son más de 200 obras, divididas en 14 períodos y
presentadas en forma cronológica. Esculturas policromas en tierra cocida
o yeso, materiales que utilizará a lo largo de toda su carrera; figuras
humanas en bronce; sus inicios en el movimiento espacialista, que
revelan una voluntad de romper con los géneros tradicionales y renovar
las técnicas; o los buchi, en los cuales Fontana agujerea el
lienzo de ambos lados para dejar pasar la luz y la sombra, técnica que
aplicará luego sobre la tierra cocida o el metal.
Se exhiben
también sus colaboraciones con la arquitectura (cuando su lenguaje
plástico es aplicado en la decoración de interiores), las bolas gigantes
perforadas y, por supuesto, los conocidos Tagle, su marca de fábrica, donde los lienzos son tajados de manera perfecta.
Concepto espacial. El fin de Dios, 1963. |
La
última exposición de Fontana en Francia hace recordar la organizada por
el Centro Pompidou en 1987. "Es un gran artista del siglo XX, un
visionario que marcó a otros. Queríamos que el público descubriera
partes de su trabajo poco conocidas, como las cerámicas o sus
colaboraciones arquitectónicas, que revelan la libertad de ser abstracto
y también figurativo", explica a adn Choghakate Kazarian, curadora de
la muestra junto con Sébastien Gokalp.
La preparación tardó dos
años y medio. Los curadores contaron con la ayuda de la Fundación Lucio
Fontana, con sede en Milán, a la cual su esposa legó gran parte de sus
obras, además de las galerías Tornabuoni Art y Karsten Greve y los
coleccionistas privados, la mayoría en Italia.
"Muchas obras están
en la Argentina, pero no pudimos traerlas por razones de logística. Ese
período está sólo representado por una cerámica y algunos dibujos. Lo
increíble es que se podría hacer una nueva exposición con obras
totalmente distintas. Fontana es uno de los únicos artistas que supo
renovarse. Casi no tuvo períodos de inactividad", agrega Gokalp. Se
calcula que su producción artística reúne alrededor de 10.000 obras,
entre las cuales se cuentan unos 6000 dibujos.
Fontana estudia en
Italia y vuelve a la Argentina después de la Primera Guerra Mundial.
Trabaja en la empresa de monumentos funerarios de su padre, un
arquitecto y escultor que inmigró de Lombardía, y realiza sus propias
esculturas. En 1927 viaja nuevamente a Italia para dedicarse al arte y
se inscribe en al Academia de Bellas Artes de Milán. Volverá a la
Argentina en 1940 y durante siete años, en los cuales trabajará como
profesor y desarrollará su teoría del "espacialismo": una reflexión
sobre el arte, el tiempo y el espacio. En 1947 se instalará
definitivamente de este lado del Atlántico.
A partir de 1949 casi todas sus obras se titulan Concepto espacial.
"Su influencia argentina se ve en la técnica de la tierra cocida y en
su relación con el espacio", analiza Kazarian. "Es allí donde lanza sus
reflexiones más vanguardistas. Y vuelve a Europa con nuevas propuestas",
agrega Gokalp.
Concepto espacial. Expectativa, 1966 |
Además
de su riqueza artística, la retrospectiva exhibe algunos detalles que
permiten imaginar mejor al personaje, como videos de viejas entrevistas
televisadas en las que se lo ve hablando italiano con acento argentino. O
una serie de fotos que capturan a Fontana vestido con un traje de tres
piezas, en el momento previo y posterior a tajear un lienzo. Leyendo las
anotaciones del fotógrafo, se descubre que es una mise en scène,
porque a Fontana le disgustaba ser fotografiado durante ese gesto
radical. También durante la etapa final, luego de perforado el lienzo.
Fontana abría suavemente la grieta utilizando la mano como cuchilla.
Su célebre serie Tagli,
ícono del arte moderno, nace en 1958. Expone en la Bienal de Venecia y
su carrera internacional despega. Ese mismo año se exhibe en Nueva York,
Osaka, Copenhague, Buenos Aires, varias ciudades estadounidenses y, un
año más tarde, en la Documenta de Kassel. Producirá unos 150 lienzos de
este tipo por año y durante la siguiente década. Un gesto simple y
repetitivo que no deja de reflejar una diferencia con el anterior.
En
las últimas salas, los cuadros "rotos" se exhiben en todo su esplendor.
Mila está contenta de finalmente haber llegado y los observa con
detenimiento.
A fines del año pasado, una de las obras de la serie Concepto espacial, llamada El fin de Dios (1963),
fue vendida por 20,9 millones de dólares. Para Mila tienen otro valor:
esos grandes huevos de colores vivos perforados por agujeros en forma de
cráteres se parecen mucho a sus dibujos.
adn fontana
Rosario, 1899 - Comabbio, Italia, 1968
Pintor,
ceramista y escultor, pasó gran parte de su vida en Italia, donde había
nacido su padre. Residió en la Argentina desde 1921 hasta 1928 y desde
1940 hasta 1947. Aquí fundó la Academia Altamira, donde dio a conocer el
Manifiesto Blanco, y en Milán apoyó el primer manifiesto del
espacialismo. En 1958 inició la conocida serie de los tajos sobre el
lienzo. Sus obras integran las colecciones permanentes de más de cien
museos de todo el mundo.
Fuente: adn Cultura La Nación
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