Opinión
Tiene más de 100 años y en su escenario sonaron música clásica y rock. Entre las obras, modernizarán la caja escénica y la sala.
TEATRO COLISEO. El frente original es de 1905 y fue diseñado por los arquitectos Carlos Normann y Ernesto Meyer. |
Tiempo atrás anunciábamos en esta columna las obras de
recuperación del Teatro Metropolitan sobre la avenida Corrientes. Hoy la
buena noticia es que culminó la primera etapa del proyecto de
renovación del Teatro Coliseo frente a la Plaza Libertad, otro de los
hitos culturales de Buenos Aires.
Para algunos el
Coliseo es sinónimo de Les Luthiers porque casi se podría decir que esa
fue su casa, el lugar donde cada tanto irrumpen con sus geniales
conciertos. Para otros, el punto de encuentro con la música clásica o la
danza, ya que allí funcionó la Asociación Wagneriana y, desde hace 30
años, los ciclos Nuova Harmonia.
Pero también tiene en
su haber mucho de rock. En este templo, la discográfica nacional
Mandioca organizó “Beat Baires” los domingos de 1969, en los que
irrumpieron grupos como Almendra, Manal y Vox Dei. Y entre tantas
cucardas, tiene el honor de haber sido la sala donde sonó por primera
vez Muchacha , de Spinetta.
TEATRO COLISEO. Frente diseñado por José Molinari (1942).
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“Las obras de
renovación intentan llevar el Teatro a su estado original y a modernizar
sus caja escénica y sus infraestructuras. Y reposicionar al Teatro en
el centro de la vida cultural y artística de la Ciudad”, dice Elisabetta
Rivas, directora artística de la Fundación Cultural Coliseo, encargada
de la gestión de la sala. Pero cuando hablamos de teatro original, ¿a
cuál de los teatros nos referimos? Hagamos un poco de historia para
desentrañar este edificio que aparece con un frente que podría ser de la
primera mitad del siglo pasado, un foyer y una sala de líneas y
concepción absolutamente modernas… Y si lo googleamos aparecerá una
fantástica fachada al mejor estilo Beaux Arts.
En pocas
líneas, el cuento es así. A fines del siglo XIX en este predio
funcionaba una pista de patinaje. Fue hasta que el payaso estadounidense
Frank Brown convenció a un banquero para que construyera un circo, dada
la gran importancia que tenían por aquel entonces el Circo Criollo y el
teatro en la Argentina.
Teatro Coliseo. Planta del edificio (1905). |
Contrataron a los arquitectos Carlos Normann y Ernesto Meyer, que construyeron una bella sala con una cubierta de acero y vidrio. Y con una acústica tal que se convirtió rápidamente en el epicentro de los espectáculos de Opera y Operetta que estaban en boga en la Ciudad. La sala tenía capacidad para 2.000 personas más otras 500 paradas.
En 1937 lo compró el Gobierno de Italia con
la idea de hacer un polo cultural para exposiciones y eventos. Tan solo
33 años después de construido fue parcialmente demolido para hacer la
nueva sede, pero las obras se paralizaron por la Segunda Guerra Mundial.
En 1942 le encargaron al arquitecto José Molinari instalar allí las
oficinas del Consulado italiano. El resultado es el frente actual: había
sido proyectado para 9 pisos pero se quedó en 5.
TEATRO COLISEO. Imagen del interior, el cual fue diseñado por Bigongiari-Mazzocchi-Morea-Morea (1959-61). |
En
1959 los arquitectos Mario Bigongiari, Mauricio Mazzocchi, Luis y
Alberto Morea hicieron la nueva sala. Adoptaron una estrategia similar a
la del Teatro San Martín, en ese momento en construcción. En el San
Martín, Mario Roberto Alvarez y Macedonio O. Ruiz colocaron un cuerpo de
oficinas por delante del teatro, que a la vez de resolver temas
funcionales colaboraba con la aislación acústica de las salas. En el
Coliseo, el cuerpo de oficinas ya lo tenía: era el construido en los
años 40 por Molinari con cierto aire austero y protorracionalista. Pero
adentro, desarrollaron una sala con una arquitectura de líneas puras, de
una modernidad, espacialidad y elegancia notables.
TEATRO COLISEO. Otra imagen del interior, diseñado por Bigongiari-Mazzocchi-Morea-Morea (1959-61). |
La
idea, según Marta Pires, directora comercial de la Fundación Cultural
Coliseo, es “volver a los orígenes, al teatro lírico y al teatro
clásico, aprovechando sus extraordinarias fosas, solo comparables con
las del Teatro Colón”. Y “ampliar la utilidad del Teatro con un bar y
nuevas áreas de exposiciones”, agrega Giorgio Alliata, vicepresidente de
la Fundación.
Pero las mayores sorpresas vinieron
cuando los especialistas empezaron a revisar la llamada caja escénica.
Según el arquitecto Alfio Sambataro, especialista en arquitectura
teatral, “la caja estaba funcionando al límite”. Se encontró con “una
estructura de lo más elemental y con una tecnología de principio del
siglo pasado”.
TEATRO COLISEO. Render de la propuesta de nueva marquesina, por estudio Caruso.
Tras una recorrida es posible constatar el estado precario de las instalaciones. La caja tiene tres niveles: el piso del escenario, los puentes de maniobras desde donde operan los técnicos y la parrilla de suspensión de donde cuelgan los decorados de la escenografía. Los sistemas de poleas todavía son de madera y accionados con sogas.
Ahora están trabajando para
renovar absolutamente todos los mecanismos, con el fin de que todas las
barras sean motorizadas con computadoras y con los más altos estándares
de seguridad. Después de todo, como asegura Sambataro, la caja escénica
es el “corazón” del Teatro.
* Editor General ARQ
Fuente: ARQ Clarín
Fuente: ARQ Clarín
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