Cornelius Gurlitt haciendo compras |
La Justicia alemana ordenó sorpresivamente devolver de inmediato
400 de los 1.400 cuadros encontrados y confiscados en una vivienda de
Munich al hombre que los tenía en su poder. Cornelius Gurlitt debe
recuperar cuanto antes aquellas obras que “le pertenecen fuera de toda
duda” y que no están siendo investigadas como posibles casos de cuadros
robados por los nazis a coleccionistas judíos, señaló el fiscal general
de Augsburgo, Reinhard Nemetz.
El fiscal ordenó crear un equipo de
expertos que investigará y esclarecerá el origen de los cuadros de la
valiosa colección, que Gurlitt heredó de su padre, un conocido marchante
con buenos contactos con el régimen nazi.
Según el estado actual
de la investigación, algo más de 400 obras fueron adquiridas de forma
legal y pertenecen a Gurlitt. El origen del resto debe ser aclarado para
determinar si fueron robadas a judíos o confiscadas a museos por los
nazis como “arte degenerado”.
En una entrevista publicada el fin
de semana por el semanario “Der Spiegel”, Gurlitt, de 80 años, dejó
claro que no devolvería de forma voluntaria ni uno solo de los cuadros y
reclamó que le fuesen devueltos de inmediato.
El inusual hallazgo
del tesoro en poder de Gurlitt fue difundido a principios de mes por
una revista, pero se produjo en febrero de 2012, cuando la policía
aduanera encontró por casualidad un total de 1.406 pinturas de grandes
maestros en una casa del anciano, en Munich.
La colección incluye
obras de Pablo Picasso, Paul Klee y Hénri Matisse, algunas de ellas
hasta ahora desconocidas. Los cuadros fueron confiscados y la fiscalía
de Augsburgo investiga a Gurlitt por sospecha de evasión fiscal y
desfalco.
Pese al anuncio del fiscal del caso, la devolución de
las obras a Gurlitt plantea diversos problemas legales y prácticos,
según diversos expertos. Gurlitt no podría volver a guardar las obras en
su casa porque no tiene seguridad suficiente para protegerlas de robos.
Su dirección ya es bien conocida y las piezas tienen un inmenso valor.
Las primeras estimaciones consideraban que la colección completa vale
alrededor de 1.000 millones de euros (unos 1.300 millones de dólares).
Los herederos del conocido marchant judío Alfred Flechtheim reclamaron
una ley que regule la devolución de obras de arte robadas por los nazis.
Fuente texto: clarin.com
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