ARTE Y JUEGO EN UN JARDÍN DE INFANTES

Los nenes de la Escuela Granaderos de San Martín, en Palermo, vivieron una jornada educativa diferente.

Entre los chicos. Mireya y alumnos del jardín recorren con el espejo las instalaciones que montaron. / NÉSTOR GARCÍA
Por Diana Warszawski, especial para Clarín

Un nene camina alzando las rodillas, a paso de astronauta. “Me siento volar”, dice a la vez que mira por un espejito bajo los ojos el reflejo de un cielo hecho con lienzos. “Sentir” es lo que se repitió la mañana del martes en el jardín de infantes de la Escuela Granaderos de San Martín, en Palermo, sobre Av. del Libertador 4953, desde que ingresó Mireya Baglietto.
La creadora hace 33 años del arte núbico fue invitada a ver dos instalaciones que salas de 2, 3 y 5 hicieron con esta técnica: un juego de telas suspendidas en el techo, y recorridas con un espejo, rompe la gravedad, los ejes de tiempo y espacio, y atiza la sensibilidad. Junto a padres y maestros, la artista respondió preguntas de los chicos, quienes la vieron por primera vez en directo.
“El Jardín trabaja desde 2010 el arte núbico y este año, tras ir con las docentes a la obra de Mireya en el Palais de Glace, quisimos contactarla”, explica Susana Coroas, su directora. “No me lo esperaba”, comenta Mireya, feliz de que su obra vaya al ámbito educativo y no quede en lo artístico. “Es un proyecto social, un arte que busca ampliar la conciencia tocando la parte sensible del hombre, que en el chico es algo prístino”, completa.
En la sala de música hacen fila para entrar en un bosque encantado que las salas de 2 y 3 trabajaron desde cuentos tradicionales. Inspirados en las instalaciones de Mireya que combinan materiales para estimular todos los sentidos, telas color tierra hacen un techo de malezas y crujen hojas secas esparcidas bajo los pies. Y en un ancho pasillo está la recreación de los escenarios y personajes de El Principito , que los de 5 comenzaron en abril, con su lectura. Allí, un nene prueba con los ángulos, se acuesta, pone el espejo de visera. A cada instante rearma con la mirada su propio espacio. Otra de las claves de lo núbico. Cerca, una madre “siente que perdió el cuerpo”, que “está consigo misma”.
Un tubo empapelado es ahora el planeta del personaje del farolero. “Es rarísimo y fantástico que usen la técnica”, agrega Estela, otra madre, “hizo que mi hijo quisiera averiguar sobre el espacio”. Es que se enlazan otras disciplinas: “El disparador fue la literatura, pero al teñir las telas exploraron las ciencias naturales; al colgarlas, la física y la matemática”, describe la directora. Y Yolanda Carriño, supervisora escolar, apunta: “Hace siete años que el Distrito Escolar 9 (Palermo, Villa Crespo, Colegiales y Belgrano) potencia actividades artísticas fuertes en valores humanos”.
Al final, los chicos rodean a la artista. “Y a vos Mireya, ¿qué te pareció nuestra obra?”, lanza un chico. Sentada en uno de sus banquitos, responde: “Sorpresa, alegría, está bien hecha, y sobre todo la sentí; algo que pierdo con las mías, porque antes las había pensado”.

Fuente: clarin.com

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