Quedó inaugurada el jueves y seguirá hasta mediados de junio.
Cultura nacional. La muestra en tiempos del papa Francisco. /V SOKOLOWICZ |
La casualidad a veces dispara para el lado de la justicia. La
muestra sobre el gaucho argentino comenzó a ser preparada hace dos años
en tiempos de Benedicto XVI, pero fue inaugurada el jueves y seguirá
hasta mediados de junio y parece un homenaje al flamante papa Francisco.
Son 200 obras que incluyen 70 objetos en plata, ropas de gauchos,
boleadoras y otros elementos. Algunas obras de orfebrería son magníficas
y vienen de colecciones privadas argentinas y de museos de nuestro
país.
María Pimentel, de Artifex Argentina, organizadora de la
muestra, dijo que no sabía si Jorge Bergoglio visitará el Brazo de
Carlomagno, a la izquierda de la basílica de San Pedro, para ver la
exposición. “Para nosotros sería una bendición”.
El gaucho
sintetiza lo que los argentinos consideran sus virtudes mejores como
nación. La exposición se titula “El gaucho, tradición, arte y fe”. Y una
de las tres partes de la muestra está dedicada al cura Brochero y su
historia. El siervo de Dios José Gabriel del Rosario Brochero, a quien
también llamaban el “cura gaucho”, será beatificado dentro de unos
meses.
El curador de la muestra, Roberto Vega Andersen, experto en
platería criolla, explicó que “el gaucho en verdad no era un religioso
practicante”. Pero el “Martín Fierro” recuerda en sus versos que su fe
era profunda cuando pedía: “Vengan santos milagrosos, vengan todos en mi
ayuda, que la lengua se me añuda y se me ñubla la vista; pido a mi Dios
que me asista en una ocasión tan ruda”.
Los curas gauchos en el
siglo XIX, como Brochero, eran los párrocos que recorrían el desierto
pampero, bautizaban a los niños y casaban a las parejas para regular las
convivencias como “Dios manda”.
Con el proceso de evangelización
que vino de España se desarrolló el arte de la orfebrería. La exposición
de estos objetos de arte vinculados a la cultura gauchesca representan
el gran tesoro de la muestra. Los gauchos utilizaban utensilios,
decoraban su ropa y por supuesto sus caballos con trabajos en plata.
Impresionará
mucho a los visitantes que pasen por la Santa Sede en los días
próximos, la historia de cómo se multiplicaron en las pampas los
caballos y vacas que los españoles dispersaron en la conquista. En las
estancias jesuitas se criaban animales para las misiones que la Compañía
de Jesús administraba en Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay.
Entonces los gauchos eran indígenas evangelizados, criollos mestizos de
sangre española e india, esclavos negros. Es allí donde nace la aventura
del gaucho, su rebeldía, su código de normas y su fe.
Fuente: clarin.com
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