Tenía 89 años; fue el creador de la Biblioteca Nacional, el Banco de Londres y el Centro Cultural Recoleta.
El prestigioso arquitecto Clorindo Testa, reconocido por obras como la Biblioteca Nacional, el Banco de Londres y el Centro Cultural Recoleta, murió hoy a los 89 años, confirmaron a LA NACIÓN fuentes allegadas a su familia.
Nacido en Nápoles en diciembre de 1923, es considerado el más artista de los arquitectos consagrados de la Argentina. Sus restos serán velados desde esta tarde en la Sociedad central de Arquitectos y despedidos mañana en el cementerio de la Recoleta.
Arribó a Buenos Aires cuando tenía menos de un año y
desde pequeño se interesó por el diseño y la construcción. Formó parte
de la primera camada de arquitectos de la nueva Facultad de Arquitectura
y Urbanismo, en 1948, luego de un breve paso por la carrera de
ingeniería electromecánica.
A partir de allí, sus obras lo convertirían en un ícono
de la arquitectura y la cultura en nuestro país. Entre sus diseños más
conocidos figuran también el Hospital Naval, la Di Tella y el balneario
La Perla, en Mar del Plata.
Testa, vestido siempre con trajes de varias millas y
con la vista fija en la ciudad a través de sus anteojos de marco grueso,
había trabajado en su estudio de Santa Fe y Callao hasta hace pocas
semanas. Su avanzada edad le impidió seguir.
Reconocimientos
Durante su extensa y exitosa trayectoria fue
distinguido con el Primer Premio Nacional de Pintura del Banco Central y
el Premio Konex de Platino, entre otros. Además fue Doctor Honoris
Causa de la Universidad de Buenos Aires y ciudadano ilustre de Buenos
Aires desde el 2006. Formaba parte de la Academia Nacional de Bellas
Artes desde 1976..
CLORINDO TESTA. Su carrera como artista plástico también es muy reconocida. |
CLORINDO TESTA. La Biblioteca Nacional. |
CLORINDO TESTA. El ex Banco de Londres. |
CLORINDO TESTA. La escalera del Centro Cultural Konex. |
CLORINDO TESTA. Los croquis, una parte fundamental de su obra. |
CLORINDO TESTA. Su manejo del color y las formas puras en las fachadas es notable. |
CLORINDO TESTA. Su mesa de trabajo. |
CLORINDO TESTA. Una de sus últimas obras en Mar del Plata. |
Murió Clorindo Testa, emblema de la arquitectura argentina
Autor de obras trascendentales como la Biblioteca Nacional, el Centro Cultural Recoleta y el ex Banco de Londres, también fue reconocido como artista plástico. Tenía 89 años.
Por Román García Azcárate
Pensar que la muerte de Clorindo Testa constituye una gran pérdida para la arquitectura es ver la mitad vacía del vaso. Y lo mismo vale en relación con las bellas artes, campo que este creador excepcional cultivó también con el entusiasmo y talento que siempre materializó en sus obras. Se inició casi a la vez en la arquitectura tanto como en las artes visuales, aunque podrá decirse que su gravitación y trascendencia profesional han sido mayores como pergeñador de edificios y construcciones diversas que como plástico, tanto en la pintura como en la escultura.Testa fue por sobre todo nuestro, aunque naciese en Nápoles, en la Via di Parco Margheritta, en 1923 (vino enseguida). Pero lo quisieron y admiraron en todo el mundo. Pocos artistas han sido capaces de materializar su osadía conceptual y expresiva, sobre cimientos absolutamente sólidos, y con la belleza como función, en edificaciones a menudo monumentales, como las que erigió en tanto que autor único o asociado a otros colegas de prestigio.
Si tenías un cachito de sensibilidad, pararte en la esquina de Reconquista y Bartolomé Mitre, plena city porteña, y apreciar —¡en la década de 1960!— la casa central del entonces Banco de Londres y América del Sur, resultaba, cuando menos, conmovedor. Lo mismo pasaba al entrar. Era absolutamente distinta de lo conocido la dimensión y el aura de la que formabas parte frente a esa obra insigne de Clorindo Testa. Algo como para dormirse dos o tres siglos sobre unos laureles inconmensurables, si lo inventaste vos. Todo lo contrario de lo que hizo él.
Prácticamente no dejó de generar trabajos significativos desde entonces, desde antes incluso, porque eso era parte del fuego impetuoso que encendía su vida, en general libre, por otro lado, de restricciones económicas y cercos políticos.
—Hice lo que quise hacer y lo sigo haciendo —dijo algo más de un año atrás, en la última charla que tuvo con Ñ—. Yo nunca pienso qué va a pasar mañana. Nunca pensé ‘me gustaría hacer tal edificio o tal’. O sea, hago lo que estoy haciendo. El futuro se verá. No depende de mí. Lo que hago sí depende de mí.
Quizá no sea tan importante saber en qué año exactamente Clorindo Testa egresó con su título de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires. En un repaso apurado y muy sintético, sin embargo, tiene cierto sentido decir que como arquitecto realizó la Cámara de la Construcción (1951), la Biblioteca Nacional (1962), el Hospital Naval (1970) y participó (1979) en lo que es hoy el Centro Cultural Recoleta. En octubre del año pasado recibió el Premio Ñ a la Trayectoria Cultural. Muchísimos hechos lo justificaban. Sesenta años de carrera en artes plásticas cimentaron a través de su producción una línea estética, identitaria y de fuerza capital, tanto en sus cuadros, en sus croquis, en sus dibujos y en su obra escultórica, que fue consolidándose hasta lograr un espacio preferencial e indisputable.
Hacia el final de aquella última conversación con Ñ, Testa nos dijo:
—Para mí la edad no existe. Hablo con un chico de veinte años como si tuviera cincuenta, ochenta, ¿entendés? O sea, la edad no existe. No existe para mí tampoco. O sea, en el pensamiento es como si uno tuviera veinte años. No es que piense distinto porque pasaron setenta años (exagera). Vos pensás igual. Entonces la relación con un chico de veintidós años es como si fuera de igual a igual. Como si yo tuviera veintidós o como si él tuviera setenta.
Todo venía a cuento de por qué lo querían tanto.
La gente de Wikipedia, siempre alerta, consigna desde hace unas cuantas horas ya la muerte de Clorindo en su página correspondiente.
No nos despidamos de él con tristeza, sino con agradecimiento. Y en todo caso, veamos y volvamos a ver su obra más perdurable en este mundo que él quiso, disfrutó y enriqueció.
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