Desde espejos y paisajes de estilo chino hasta las
clásicas viñetas que lo hicieron famoso y obras que jamás fueron vistas
en público, el 20 de febrero la Tate Modern inaugura la mayor
retrospectiva desde la muerte, en 1997, del más intelectual de los
artistas pop, que batalló entre las bellas artes y el arte comercial.
Por
Cristina Civale
Con una apertura de admisión gratuita, el 20 de febrero abre en la Tate Modern de Londres, Lichtenstein-Una retrospectiva,
que desde el museo se presenta como el mayor recorrido realizado sobre
la obra del artista pop en los últimos 20 años. Es la misma muestra que
viene girando desde el año pasado y que se presentó inicialmente en
Chicago en The Art Institute y hasta este 13 de enero en The National
Gallery de Washington.
Sin embargo, en 2010 otra gran
retrospectiva se presentó en Milán, concretamente en la Triannale de
Milano con curaduría de Gianni Mercurio. Allí además de las esperadas
obras tomadas del comic, se sumaron piezas del inicio de la carrera de
Roy Lichtenstein, cuando el artista –que murió en 1997– estaba aún
buscando su estilo. Todas sus obras previas a los 60s tienen una marcada
influencia de Picasso y Matisse y están lejos de constituir la marca
registrada de colores primarios y tramas de puntos negros que hoy son
características inconfundibles de sus obras.
Iria Candela,
curadora de la muestra que ahora llega a Londres, nos dice por mail:
“Lichtenstein es una de las figuras centrales del arte pop americano. Es
internacionalmente famoso por sus libros de comics donde muestra
escenas de guerra y momentos románticos acompañados por viñetas, es tan
famoso que no necesita presentación. Y sin embargo, cuando comenzamos a
concebir este proyecto fue una revelación realmente sorprendente
descubrir cuántas áreas de su variada y expansiva producción permanecían
comparativamente desconocidas. Por eso me atrevo a decir que esta es la
primera retrospectiva de Lichtenstein verdaderamente abarcativa.
Concebimos la muestra como un largo recorrido de sus logros artísticos,
explorando ambos aspectos de su trabajo, tanto el famoso como los menos
conocidos”.
UNIVERSO DISNEY. "Look Mickey", de 1961, marca su inicio en el pop y el de la retrospectiva. |
Efectivamente, a diferencia de la muestra de Milán
donde se exhibieron trabajos pre-pops que nadie podría asociar al
artista, la muestra de Londres incluye “las más icónicas pinturas pop
que los visitantes seguramente esperarán ver –continúa la curadora– pero
también estarán presentes trabajos que nos harán explotar nuestra
imaginación tales como espejos y paisajes realizados con estilo chino.
Lichtenstein fue uno de los más intelectuales artistas pop –señala–
reflexionaba sobre el artificio de la pintura y, entre otras cosas,
sobre las nociones de autoría y originalidad en el contexto de la
cultura de los mass media. Al mismo tiempo, sus óleos tienen un
sensacional poder visual y destilan grandes dosis de humor e ironía que
espero que se puedan apreciar en la visita a la exhibición”.
Iria
Candela cuenta que la preparación de esta gran retrospectiva, la mayor
desde su muerte según ella, tomó cuatro años de preparación e
investigación seguidos por viajes curatoriales y negociaciones de
préstamos de las obras que pertenecen a colecciones privadas, muchas de
las cuales nunca fueron vistas en público.
También cuenta la génesis del Lichtenstein que conocemos hoy. “En 1961 –explica– cuando tenía 38 años, Roy Lichtenstein pintó Look Mickey. Este
trabajo estableció el curso de su carrera y será exhibido al comienzo
de la exhibición en la Tate porque esta obra constituyó la primera vez
que Lichtenstein copiaba un personaje de comic. El ratón Mickey y el
Pato Donald fueron siempre sus favoritos. En el término de dos años fue
capaz de romper con el canon del expresionismo abstracto –el estilo de
moda por entonces en Estados Unidos– con un nuevo concepto de pintura
inspirado por el proceso de impresión industrial y por una temática
tomada tanto de los comics como del imaginario de la publicidad de
entonces.
PAISAJE. "Landscape in fog", una pintura de 1996. |
La adopción del estilo pop fue lo que lo brindó fama
internacional. Para la mayoría del mundo, Lichtenstein ‘nació’ en 1962
en una exposición den la galería de Leo Castelli que provocó reacciones
encontradas divididas entre el horror y el encanto por parte de los
visitantes.
Hoy parece difícil de imaginar el shock que sus obras produjeron en el tiempo de ser concebidas. Lichtenstein se apropiaba de comerciales y comics, monumentalizando desde imágenes de consumo y de la idiosincrasia doméstica hasta paisajes marcadamente americanos como su famosa pintura de un neumático aislado, Tire de 1962. Habrá toda una sala dedicada a sus obras en blanco y negro caracterizadas por el refinamiento de su composición”.
Hoy parece difícil de imaginar el shock que sus obras produjeron en el tiempo de ser concebidas. Lichtenstein se apropiaba de comerciales y comics, monumentalizando desde imágenes de consumo y de la idiosincrasia doméstica hasta paisajes marcadamente americanos como su famosa pintura de un neumático aislado, Tire de 1962. Habrá toda una sala dedicada a sus obras en blanco y negro caracterizadas por el refinamiento de su composición”.
La
exhibición mostrará 125 obras del artista en un recorrido cronológico
donde estarán presentes todos los soportes en los que trabajó desde
pinturas realizadas sobre Roulux, una marca de película fílmica, y acero
hasta esculturas en cerámica y una selección de trabajos previamente
nunca exhibidos como dibujos, collages y obras en papel.
“Los
trabajos tempranos de arte pop de Lichtenstein están basados enteramente
en la reproducción, la apropiación y la parodia, imitando las técnicas y
estilos de la impresión pero sin jamás renunciar a la tradicional
técnica de pintura a mano sobre la tela. Durante toda su carrera generó
siempre una tensión entre las llamadas ‘fine arts’ y el arte comercial”,
remata la curadora. “A pesar de que sus obras más icónicas fueron
reproducidas en postales, calendarios y afiches nada puede reemplazar la
experiencia de pararse ante la obra misma y esta exhibición ofrece la
oportunidad única de vivir esa sensación tan refrescante y sobre todo
nos ofrece la impresión ambigua que genera esta visión donde uno duda
sobre si las obras realmente fueron creadas por alguien que las pintaba o
por una máquina impresora. Ese sentimiento encontrado, es lo que me
parece más destacable de observar un Lichtenstein en vivo”.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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