Hay desde vasijas hasta cañones. Para los arqueólogos son piezas
únicas y retratan cómo eran el estilo de vida y las costumbres de ambos
lados del océano durante el siglo XVIII.
Recipientes y vasijas. Dentro de una vitrina, para preservarlas y protegerlas en la muestra. / fotos: Andres D’Elia |
“¿Y fue por este río de sueñera y de barro, que las proas
vinieron a fundarme la patria? Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los camalotes de la corriente zaina” . Paloma lee un folleto,
y no entiende bien. Le pregunta a la mamá: “¿Y qué es “zaina”, mamá?”.
La mamá ríe. El sol pisa el patio afuera, y adentro sólo hay decenas de tesoros
que a Paloma no la dejan de asombrar. “Será que quiere decir traidora,
corriente traidora”, arriesga la mamá. El primer párrafo de “Fundación Mítica de Buenos Aires”
, el más porteño de los poemas de Jorge Luis Borges, atraía ayer desde
la carta de presentación que la Ciudad eligió para poner en contexto
“Los misterios de un naufragio en el Río de la Plata”, la muestra que se
armó en la misma casa donde vivió el Virrey Liniers y que reunirá,
durante dos meses, parte de los objetos del barco español hallado en una
excavación en Puerto Madero .
La exposición incluye
decenas de objetos y en ellos, todos detalles de la vida que iba y venía
de España en el siglo XVIII. Tesoros que sirven para ver cómo se vivía en esa época
en uno y otro lado del océano. A Rocío, de 8 años, otra de las nenas
que ayer recorrían los salones de esa casona, una de las más antiguas
que aún sigue en pie en Buenos Aires y que está sobre la calle Venezuela
al 400, en Monserrat, también le atraían las cosas que se veían bien
cuidadas en las vitrinas. Vio, por ejemplo, una enorme foto panorámica
de la embarcación, y hasta un cañón. “Parece el barco de Peter Pan, el
de Garfio”, le dijo al papá, Antonio Florentin, vecino de Congreso.
“Vinimos porque estamos cerca y porque a ella le atraen mucho los
museos”, contó él.
Entre los pasillos también estaba Javier García
Cano, el arquitecto especializado en arqueología subacuática. Eufórico,
contaba a unos y otros cada detalle de lo que se estaba mostrando.
“Esas vasijas de cerámica están algunas enteras, otras fragmentadas,
pero son todas únicas . Sólo hay dos lugares arqueológicos dónde
se pueden ver este tipo de objetos: acá y en Cuba”, explicó. También se
encontraron y se exhiben objetos de uso cotidiano como pipas, utensilios
de labranza y personales que formaban parte de la carga, clavos,
tachuelas y elementos de construcción (todos de hierro) y hasta cuatro cañones que habrían sido traídos no para defenderse de ataques sino para ser comercializados.
Pese
a que un cartel sostenía que las precisiones sobre lo que le pasó al
“galeón” son muy pocas contra las preguntas que despierta su hallazgo,
ayer García Cano, que formó el equipo con Liliana Barela (directora de
Patrimonio e Instituto Histórico) y otros expertos, intentaba calmar las
dudas. “Los que vienen acá pueden ver cómo era la vida común de la
gente del siglo XVIII, eso tiene un gran valor. Este era un barco
mediano, capaz de cruzar el océano Atlántico , una embarcación
mercante que hacía que Buenos Aires existiera en el siglo XVIII gracias a
que traía madera, metales y piedra”, explicó el especialista, que formó
parte del equipo desde que se produjo el hallazgo, en diciembre de
2009, mientras se realizaba la excavación para una obra en Puerto
Madero.
“Esta muestra encuentra los orígenes de la Ciudad, de
nuestra nacionalidad. Y se hizo un trabajo acorde a este gran
descubrimiento que ahora todos pueden ver”, cerró Hernán Lombardi,
ministro de Cultura de la Ciudad.
Fuente: clarin.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario