Encontraron 150 páginas de su puño y letra, que incluyen un guión inspirado en la vida de Nijinsky.
Por Bolonia - Agencias
Si alguna otra vez, además de cuando Gatica abrazó a Perón, tuvo
sentido aquello de “Dos potencias se saludan” fue un día de 1917,
cuando Charles Chaplin y el bailarín ruso Vaclav Nijinsky se conocieron
en Los Angeles. Uno, el director-actor-guionista más importante de la
época y uno de los más importantes de la historia del cine. El otro, el
más legendario de los legendarios bailarines rusos de todos los tiempos.
No sabemos qué le pasó a Nijinsky –aunque dicen que le dijo al inglés
“Usted es un bailarín nato”–. Desde ayer estamos seguros de lo que le
pasó a Chaplin: el ruso lo impresionó tanto que, 20 años después,
decidió hacer una película inspirada en él.
El anuncio lo hizo
con bombos y platillos la gente de la Filmoteca de Bolonia, que
encontró, entre otros –suman 150 páginas– los manuscritos del guión,
luego de diez años de investigación.
Para esta película inspirada
en el bailarín, Chaplin escribió cosas como esta: “El tema principal de
este guión es el hecho de que la carrera no es la realización de los
deseos del hombre, sino sólo un camino que lo conduce a su destino”.
Entre
las líneas que definirían a su personaje, Chaplin esbozó: “El gran
genio del ballet ruso era una persona simple, y tímida, que se expresaba
con dificultad y de orígenes humildes. Era hijo de un pobre zapatero
que no pudo darle la educación que habría querido”.
Los
personajes, aunque se inspiren en personas, no necesariamente respetan
sus biografías. Nijinsky no era hijo de un zapatero: era el vástago de
cuatro generaciones de bailarines caucasianos. Pero seguramente hubiera
estado de acuerdo con el objetivo que se proponía Chaplin en su
película: “Mostrar el genio de un bailarín a través de la danza. Mostrar
su sentido de justicia, su lealtad ante un anciano miembro de la
compañía que ha empezado a beber porque es demasiado viejo para bailar”.
Vemos,
así, cuáles eran las intenciones de Chaplin. Por algún motivo, no llegó
a realizar la película durante su larga y exitosa vida (murió a los 88,
en 1977). La de Nijinsky no fue tan larga ni, al final, tan exitosa.
Claro que al final la vida de nadie es exitosa, no hay otro final que la
muerte, pero estamos hablando de los 30 años anteriores a ese lugar
común. Nijinsky, famoso por su virtuosismo –era el único hombre capaz de
bailar en puntas de pie en su época– tuvo un derrotero complicado, que
incluye amores tormentosos y choques con la Historia: a la pasión que lo
unió a Diaghilev, el principal asistente de los Teatros Imperiales
rusos, lo siguió un matrimonio con una bailarina celebrado en Buenos
Aires. Y la prisión en Budapest y en Viena durante la Primera Guerra
Mundial, que agravó sus problemas psíquicos: el pobre se la pasó, desde
1919 hasta 1950, de sanatorio en sanatorio.
Volviendo a Chaplin, el hallazgo italiano es el fruto de una investigación con motivo del 60 aniversario de Candilejas
, una de sus películas más famosas. El manuscrito de Nijinsky no fue lo
único que encontraron en Bolonia. Cecilia Cenciarelli, responsable de
la investigación de estos archivos, contó al diario italiano La
República que hallaron 150 páginas manuscritas e inéditas de “Carlitos”,
con bocetos de lo luego sería Candilejas.
Y negativos varios que incluyen escenas de la película.
Otro
hallazgo fueron cuatro fotografías en las que se ve a Charles Chaplin
junto al mítico actor y guionista estadounidense Buster Keaton
(1895-1966).
¿Serán estas las últimas novedades de Chaplin?
Fuente: clarin.com
Por Bolonia - Agencias
Si alguna otra vez, además de cuando Gatica abrazó a Perón, tuvo
sentido aquello de “Dos potencias se saludan” fue un día de 1917,
cuando Charles Chaplin y el bailarín ruso Vaclav Nijinsky se conocieron
en Los Angeles. Uno, el director-actor-guionista más importante de la
época y uno de los más importantes de la historia del cine. El otro, el
más legendario de los legendarios bailarines rusos de todos los tiempos.
No sabemos qué le pasó a Nijinsky –aunque dicen que le dijo al inglés
“Usted es un bailarín nato”–. Desde ayer estamos seguros de lo que le
pasó a Chaplin: el ruso lo impresionó tanto que, 20 años después,
decidió hacer una película inspirada en él.
El anuncio lo hizo
con bombos y platillos la gente de la Filmoteca de Bolonia, que
encontró, entre otros –suman 150 páginas– los manuscritos del guión,
luego de diez años de investigación.
Para esta película inspirada
en el bailarín, Chaplin escribió cosas como esta: “El tema principal de
este guión es el hecho de que la carrera no es la realización de los
deseos del hombre, sino sólo un camino que lo conduce a su destino”.
Entre
las líneas que definirían a su personaje, Chaplin esbozó: “El gran
genio del ballet ruso era una persona simple, y tímida, que se expresaba
con dificultad y de orígenes humildes. Era hijo de un pobre zapatero
que no pudo darle la educación que habría querido”.
Los
personajes, aunque se inspiren en personas, no necesariamente respetan
sus biografías. Nijinsky no era hijo de un zapatero: era el vástago de
cuatro generaciones de bailarines caucasianos. Pero seguramente hubiera
estado de acuerdo con el objetivo que se proponía Chaplin en su
película: “Mostrar el genio de un bailarín a través de la danza. Mostrar
su sentido de justicia, su lealtad ante un anciano miembro de la
compañía que ha empezado a beber porque es demasiado viejo para bailar”.
Vemos,
así, cuáles eran las intenciones de Chaplin. Por algún motivo, no llegó
a realizar la película durante su larga y exitosa vida (murió a los 88,
en 1977). La de Nijinsky no fue tan larga ni, al final, tan exitosa.
Claro que al final la vida de nadie es exitosa, no hay otro final que la
muerte, pero estamos hablando de los 30 años anteriores a ese lugar
común. Nijinsky, famoso por su virtuosismo –era el único hombre capaz de
bailar en puntas de pie en su época– tuvo un derrotero complicado, que
incluye amores tormentosos y choques con la Historia: a la pasión que lo
unió a Diaghilev, el principal asistente de los Teatros Imperiales
rusos, lo siguió un matrimonio con una bailarina celebrado en Buenos
Aires. Y la prisión en Budapest y en Viena durante la Primera Guerra
Mundial, que agravó sus problemas psíquicos: el pobre se la pasó, desde
1919 hasta 1950, de sanatorio en sanatorio.
Volviendo a Chaplin, el hallazgo italiano es el fruto de una investigación con motivo del 60 aniversario de Candilejas
, una de sus películas más famosas. El manuscrito de Nijinsky no fue lo
único que encontraron en Bolonia. Cecilia Cenciarelli, responsable de
la investigación de estos archivos, contó al diario italiano La
República que hallaron 150 páginas manuscritas e inéditas de “Carlitos”,
con bocetos de lo luego sería Candilejas.
Y negativos varios que incluyen escenas de la película.
Otro
hallazgo fueron cuatro fotografías en las que se ve a Charles Chaplin
junto al mítico actor y guionista estadounidense Buster Keaton
(1895-1966).
¿Serán estas las últimas novedades de Chaplin?
Fuente: clarin.com
Fuente: clarin.com
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