Se realiza en Kassel, Alemania y convoca a los más novedosos artistas del mundo.
A partir de mañana y por los próximos cien días permanecerá
abierta al público Documenta13, la gran muestra de arte internacional
que tiene lugar cada cinco años en la ciudad alemana de Kassel. Nacida
en 1955 como apartado de una muestra de Floricultura, en medio de la
compleja reconstrucción alemana tras la guerra, su primer objetivo fue
histórico y moderno a la vez: reivindicar ante el pueblo alemán el arte
de vanguardia que había sido expulsado y censurado por Hitler como
“arte degenerado”.
La respuesta del público a esa primera
exhibición fue tan entusiasta (acudieron más de 130 mil personas) que
animó a los organizadores a repetir algo similar. A partir de allí se
organizó como exhibición regular y creció fundamentalmente con la
participación de artistas modernos y contemporáneos de Europa y Estados
Unidos. Al mismo tiempo, la periodicidad de cinco años, consagrada
definitivamente a partir de 1972, permitió concebir proyectos cada vez
más ambiciosos desde el punto de vista teórico.
Así podría
decirse que desde fines de los años 60 Documenta se instaló como
plataforma para lo nuevo y a su turno fue presentando cada una de
las irrupciones que definieron el arte de la posguerra. Esa lógica de
lo nuevo, propia de la vanguardia, mantiene hoy una rotunda vigencia que
se confirma con las intenciones manifiestas por cada curador ante cada
edición.
Con todo, esta vez la curadora Carolyn Christov
Bakarviev, nacida en New Jersey pero de larga trayectoria profesional en
Europa, ha hablado de un visión “holística y no logocéntrica”, lo que
no es una gran novedad. En verdad se trata de ideas que circulan en el
horizonte desde la irrupción de la posmodernidad. Y en el medio surgen
también afirmaciones que, sacadas del contexto de debate, al gran
público le resultan urticantes tal como “la diferencia entre lo que es
arte y lo que no es arte es irrelevante” o “una exhibición se ha
convertido en un estado mental”.
Lo más interesante de todo lo
que rodea a la Documenta 13 que arranca mañana pareciera ser lo que
puede generar el eje “procesos de destrucción y reconstrucción”, uno de
los que emergen en esto que se postula como un laboratorio de ideas para
el mundo del arte. Será interesante comprobar por caso cómo es tratado
por los artistas este concepto en un mundo, como el que habitamos,
que ha asistido a ejemplos dramáticos como lo que ocurrió con la
destrucción- reconstrucción de Irak .
Si hasta la Documenta X
los artistas pertenecían mayoritariamente a Estados Unidos y Europa,
hay que destacar que en ésta y las últimas ediciones la participación de
otras geografías ha ido en aumento. La representación de América Latina
es más robusta, con artistas mexicanos, entre otros y la surrealista
brasileña María Martins –de quien el MALBA tiene obra–. De nuestro país,
Guillermo Faivovich y Nicolás Goldberg fueron invitados con el
proyecto que trajo polémica Una guía a Campo del Cielo , (ver recuadro) y AdriÁn Villar Rojas, el joven que representó al país en la última Bienal de Venecia.
DOS OBRAS - HITO
DOS OBRAS - HITO
“7000 robles”: es una obra de Joseph Beuys. Y de muchos de los
habitantes de Kassel, la sede de la muestra. Beuys la presentó en la
edición de 1980 y no fue terminada hasta 1985, un año después de su
muerte. Consistió en plantar 7000 robles y, a su lado, una columna de
basalto. La obra no fue comprendida en un principio, pero ahora goza de
mucha popularidad: el artista creó un pulmón para la ciudad.
1001 Chinos: esa fue la obra del artista Ai Weiwei en la edición 2007 de Documenta: se llevó a vivir a Kassel a 1001 compatriotas suyos. Caro y complicado: sobre los costos económicos de semejante traslado no hay nada que aclarar. Pero a eso hay que sumarle la política del gobierno de China, que obliga a sus ciudadanos a pedir autorización para viajar.
1001 Chinos: esa fue la obra del artista Ai Weiwei en la edición 2007 de Documenta: se llevó a vivir a Kassel a 1001 compatriotas suyos. Caro y complicado: sobre los costos económicos de semejante traslado no hay nada que aclarar. Pero a eso hay que sumarle la política del gobierno de China, que obliga a sus ciudadanos a pedir autorización para viajar.
Fuente: clarin.com
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