Por Ana María Battistozzi
Una de las noticias importantes que produjo ArteBA en su última
edición fue la adquisición de una pintura de Alfredo Hlito que
realizó la empresaria Silvia Breier y donó posteriormente al Malba.
Importante no sólo porque con esa donación contribuyó a una presencia
indispensable para la colección del museo, sino porque la acción de
donar en sí misma, tan frecuente en otras sociedades, es extremadamente
rara en nuestro país.
Raro es también que la obra en cuestión
haya vuelto temporariamente ahora a la galería Mara, que la vendió,
para integrar la exhibición antológica que le dedica al artista, como
para empezar a despuntar el merecido homenaje que muy probablemente
alguna institución le dedicará el año próximo, al cumplirse los veinte
años de su muerte.
La exhibición está integrada por pinturas y
dibujos sobre tela, tabla y papel. Pero también por una importante
cantidad de bocetos, notas y documentos que le permitirán al público
actualizar de una manera abarcadora la compleja experiencia de la obra
de este artista que desde hace tiempo no aparecía en el horizonte de
la escena local.
Figura fundamental de la vanguardia invencionista
de los años cuarenta (ver recuadro) Hlito fue, con Tomás Maldonado y el
poeta Edgar Bayley, uno de los que más contribuyeron a esclarecer la
poética de la Asociación Arte Concreto-Invención en sus escritos.
Básicamente orientada por una vocación revolucionaria en la que se
mezclaban influencias del constructivismo ruso, del marxismo y de la
teoría de la percepción, sin duda necesitaba de un apoyo semejante en el
marco histórico en que apareció.
Artista extremadamente
reflexivo y sensible, Hlito se ocupó tanto de los problemas teóricos de
la pintura como de los prácticos. De este modo, plasmó sus
inquietudes en dibujos y pinturas pero también en muchísimos de
escritos, la mayor parte de ellos publicados entre 1953 y 1955 en la
legendaria revista “Nueva Visión” que había fundado en 1951 con Tomás
Maldonado y Carlos Méndez Mosquera.
Desde su temprana reflexión
sobre “Representación e invención”, publicada en la Revista Arte
Concreto en 1946, a los interesantes prólogos que escribió para la
colección Ensayos Nueva Visión , los escritos de Hlito
constituyen un capítulo indispensable para comprender los problemas de
la pintura moderna pero fundamentalmente el modo como ingresó a nuestro
país a partir de los años cuarenta. En ellos sobrevuela la influencia
de la mejor tradición formalista que abordó u orilló la abstracción a lo
largo de buena parte del arte del siglo XX.
No debiera extrañar
entonces que de un pensamiento tan analítico haya derivado un trabajo
en profundidad como el que el artista materializó en las sucesivas
series Espectros , Simulacros , Esfinges que a su
turno fueron planteando problemas del espacio, de la línea, curva o
recta, el soporte o el color. Todas ellas están presentes en la
selección que realizó Jorge Mara para esta exhibición. Y también en la
serie de notas y cuadernos que funcionan como esbozos o apuntes de
textos publicados. Todo eso ha sido magníficamente trasladado al libro
que acompaña la muestra, otro de los lujos en que se empeña el
galerista: una excelente edición en tapa dura con impecables
reproducciones, un texto de la joven investigadora María Amalia García y
una selección de textos del propio Hlito que realizó en 2007 el poeta y
ensayista Rodolfo Alonso.
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