ABREN DOS PLAZAS
Y EL COLÓN RENUEVA SU HISTÓRICO ENTORNO


Recuperan espacios en Viamonte y 9 de Julio. Son la Estado del Vaticano y la San Luis. Habían comenzado a degradarse en los años 30 y forman parte de la restauración integral del teatro. Ahora una parte podrá usarse como escenario al aire libre.
Primera. La plaza Estado del Vaticano, entre el pasaje Toscanini y Viamonte.
Por Romina Smith 

Después de haber recuperado la sala principal, sus subsuelos, talleres, salas y oficinas, ahora el Colón también volverá a lucir a nuevo las dos plazas que lo rodean. Cuando se cumplen exactamente dos años de la reinauguración del coliseo –una obra monumental que había arrancado en 2003–, el Gobierno porteño abre ahora al público la plaza seca Estado del Vaticano, que está entre el pasaje Toscanini y Viamonte, y la plazoleta San Luis, ubicada frente al teatro y a la avenida 9 de Julio.
Además de darle más valor al entorno del edificio principal, cada una tiene su historia y su importancia. La primera fue construida durante el mismo proceso de obra del Colón (en 1908) y como muchos espacios verdes valiosos de la Ciudad, había sido diseñada por el paisajista francés Carlos Thays. El mismo había traído de Europa esculturas para engalanarla y en ese entonces la plaza era la puerta de entrada de los carruajes que llegaban al teatro por el pasaje que cruza el edificio por la mitad y que todavía existe como acceso a la boletería, la cafetería, a los foyers laterales de sala y al principal.
El proyecto de Thays, sin embargo, duró apenas poco más de dos décadas . En 1930, parte de la plaza fue destruida para construir los nuevos talleres subterráneos del teatro. Y el diseño de espacio, como el paisajista lo había pensado, empezó a degradarse.
En 1960, los trabajos de excavación se agrandaron y abarcaron además el espacio de la plazoleta San Luis. Esa intervención, de mayor magnitud que la primera, incorporó nuevas funciones de apoyo para el teatro para transformarlo en un verdadero complejo teatral pero terminó destinando el espacio abierto de la calle Viamonte a una playa de estacionamiento que siguió funcionando hasta el año 2002 . 


Segunda. La San Luis, un pulmón de aire y luz que da sobre la 9 de Julio.

El nacimiento del nuevo proyecto se remonta a 2001, y su concreción atravesó las gestiones de Aníbal Ibarra y Jorge Telerman, además de la macrista. Las por entonces secretarías de Obras Públicas y de Cultura de la Ciudad llamaron a un Concurso Nacional de Anteproyectos que fue organizado por la Sociedad Central de Arquitectos y que ganaron los arquitectos Matías Gigli y Rodolfo Nieves. La idea era priorizar la plaza del costado como un gran espacio urbano a revalorizar.
Para eso, entre otros diseños se decidió sumar dos torres de iluminación que también se destacan como esculturas. Por la noche, las torres dan luz sobre la fachada del pasaje Toscanini. Y revalorizan el nuevo espacio.
En 2009 ese proyecto fue actualizado por el Ministerio de Desarrollo Urbano, junto con los autores ganadores del concurso, para ajustar la idea inicial a los nuevos requerimientos técnicos que fueron surgiendo a partir del nuevo ciclo del Plan de Obras del Teatro Colón.
A partir de entonces, se decidió agregar la impermeabilización de la plaza seca, se incorporaron nuevas ventilaciones y se construyeron salidas para tres escaleras de emergencia. También se sumaron claraboyas que a nivel de la plaza son baldosas de vidrio transparente (y que sirven para dar luz natural al taller escenográfico) y se completó con mobiliario y luces leds.
A esta intervención se sumó, además, el trabajo de remodelación de la plazoleta San Luis, que es un pulmón de luz y aire para los dos patios internos subterráneos que están conectados con las salas de ensayo, la del Bicentenario, las oficinas y los talleres de sastrería y peluquería. La inauguración está prevista para el lunes.
Según Daniel Chaín, ministro de Desarrollo Urbano porteño, el objetivo central fue que el Teatro Colón, proyectado por el arquitecto italiano Francisco Tamburini en 1888, tuviera un marco acorde a su valor e importancia. “La plaza Vaticano es una obra doble: es un nuevo espacio público pero además es la cubierta de los subsuelos del Colón. La gente que pasa no se imagina que abajo están bailando o cantando en el ensayo de un ballet”, precisó.

Fuente: clarin.com

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