A través de campañas publicitarias y las famosas tapas de discos que diseñó para David Byrne y los Rolling Stones, el diseñador gráfico austríaco Stefan Sagmeister decidió abordar el problema de la felicidad.
Por Randy Kennedy - The New York Times
Happy Show
La búsqueda de la felicidad ha sido materia directa o indirecta
de una gran porción de la actividad intelectual: la filosofía, la
teología, la psicología, la economía y, por supuesto, la literatura que
ha tendido a dirigir una mirada preocupada al tema. "Ser estúpido y
egoísta y tener buena salud son los tres requisitos para la felicidad",
escribió Flaubert, "aunque si falta la estupidez, los otros son
inútiles".
También el mundo del diseño apunta en definitiva a la
felicidad a través de la elegancia de un tipo de letra o la textura de
un iPhone. Sin embargo, hace unos años el diseñador gráfico austríaco
Stefan Sagmeister decidió abordar el problema de la felicidad más
directamente, tal como enfocaba, en gran medida, las campañas
publicitarias y las famosas tapas de discos que ha diseñado para David
Byrne y los Rolling Stones.
"Sé que suena muy presuntuoso", dijo
recientemente, sonriendo, en su oficina de Manhattan. "También sabía que
debía encontrar una forma de limitar el problema porque es tan grande
que puede llegar a enloquecer". La felicidad no es un problema con el
que Sagmeister haya tenido dificultades personalmente. En una escala de 1
a 10, se califica con un 8 provisorio.
No obstante, en 2008,
durante un año sabático en Indonesia que decidió dedicar en su mayor
parte a fabricar muebles, recibió el feedback categórico de un
amigo. "Dijo que si me tomaba todo el año libre, y al final no hacía más
que unas mesas y unas sillas para mostrar, sería bastante mezquino
¿no?" Sagmeister dijo, "Y en parte era cierto, pese a que yo no quería
escucharlo".
Entonces, empezó a trabajar, en cambio, en un ambicioso documental con duración de largometraje. The Happy Film
es una especie de vehículo para transmitir años de reflexión y lectura
sobre la naturaleza de la felicidad. La película todavía no está
terminada, pero ya generó una exposición "The Happy Show", que se
inauguró el 4 de abril en el Instituto de Arte Contemporáneo de
Filadelfia y viajará hasta el Museo de Arte Contemporáneo de Los
Ángeles.
El enfoque que caracterizó a la muestra puede calibrarse
en parte a través de su invitación: una rodaja de salame austríaco de
apariencia deliciosa, sellada al vacío en plástico, con la palabra
"HAPPY" recortada. "Porque, en definidas cuentas, al parecer las dos
cosas que llevan más rápido y confiablemente a la felicidad son tener
sexo y comer alimentos suculentos y con grasa", dijo Sagmeister.
Sin
embargo, leer extensamente sobre todo en el campo de la psicología
positiva, un movimiento centrado en el bienestar, introducido por Martin
Seligman en la Universidad de Pensilvania y explorado por colegas
psicólogos como Jonathan Haidt llevó a Sagmeister a una visión
levemente más compleja.
La conclusión a la que llegó fue que tres
caminos que llevan a la felicidad, respecto de los cuales hay
coincidencia, son la meditación, la terapia conductista cognitiva y los
psicotrópicos. Decidió probar en sí mismo cada una de estas cosas
mientras filmaba el proceso. "La pregunta que yo quería responder era,
¿podía entrenarme para ser feliz, a la manera en que se entrena el
cuerpo?", dijo. "Cuando corro, sé que puedo entrenarme todo lo que
quiero y nunca batiré el récord de los 8 kilómetros. En parte es
genético: no tengo la contextura adecuada. De todos modos, si me
entrenara mucho, tal vez podría reducir mi tiempo a la mitad. ¿Podría
hacer lo mismo con mi mente y mi bienestar?"
Después de
incorporar al Dr. Haidt como asesor, Sagmeister inició su proyecto de
investigación personal en psicología positiva en 2011 en Bali, donde fue
a meditar por primera vez en su vida, y pasó tres meses en sesiones
intensivas de meditación. De vuelta en Nueva York, comenzó terapia
(también por primera vez), llevando un equipo de camarógrafos a cada
visita. Con su terapeuta, Sheenah Hankin, hablaban de temas como la
reciente muerte de su madre, a la que quería mucho, y su deseo, a los 49
años, de asentarse y tener una familia.
"El tipo vino y estaba
básicamente feliz", dijo la Dra. Hankin. "Es algo que no ocurre aquí con
mucha frecuencia". La exposición en Filadelfia, que presenta un extenso
trailer de la película y una feria virtual de despliegues didácticos
interactivos, funciona menos como una muestra de diseño que como un
vistazo tridimensional a los recorridos que siguió Sagmeister para su
superación personal. En la mitad de la investigación, señala que la
terapia resulta mucho más eficaz que la meditación para aumentar la
felicidad general. Pero pronto iniciará la fase final los medicamentos
de modo que la búsqueda continúa.
Fuente: Revista Ñ Clarín
No hay comentarios:
Publicar un comentario