SALAS
PARA VER DE NUEVAS MANERAS EL ARTE




Finalmente, el Metropolitan Museum of Art le concedió sala propia a la pintura estadounidense. Es la última etapa de un proyecto de US$ 100 millones.


Por Carol Vogel - The New York Times

Las pinturas estadounidenses, largamente consideradas como hijas adoptivas del arte europeo, no llegaron a tener su propio departamento en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York hasta mediados de los años 1930, y tuvieron que pasar 50 años más para que la institución dedicara espacio a salas de pintura estadounidense.
Desde que se inauguraron en 1980, estas salas fueron sin embargo algunas de las más populares del museo, visitadas por alrededor de un millón de personas al año. Y en general se habían mantenido sin cambios.
No obstante, después de permanecer cerradas durante cuatro años, reabrieron el 16 de enero luego de una renovación total. Es la tercera y última etapa de un proyecto con un costo de 100 millones de dólares que incluye nuevas salas dedicadas al arte neoclásico de los EE.UU. y una remodelación de las salas de época y el Charles Engelhard Court, un pabellón lleno de luz donde se destaca la fachada estilo Greek Revival del Branch Bank of the United States de Martin E. Thompson. Las galerías neoclásicas abrieron en 2007, y las salas de época y el patio reabrieron en 2009.
"Las salas de pintura eran horribles", dijo Morrison H. Heckscher, presidente del Ala de Pintura Estadounidense. "No tenían forma, eran espacios cavernosos que no eran compatibles ni respondían a la escala de la obra". También estaban repartidas en dos pisos.
Ahora todo está en un solo piso, y Heckscher, su equipo de curadores y los arquitectos de Nueva York Kevin Roche John Dinkeloo & Associates vaciaron y reconfiguraron el espacio, agregando 306 metros cuadrados y creando 26 salas dedicadas principalmente a pinturas y escultura. El diseño es moderno pero no estéril, con techos curvos o abovedados y algunos espacios iluminados con luz natural.
Inspiradas en las proporciones del Beaux-Arts del siglo XIX, las paredes presentan cornisas y pedestales, recreando el sentido de las proporciones grandiosas y familiares que constituyeron el telón de fondo original de muchas de estas telas.
Las nuevas galerías están organizadas cronológica y temáticamente de una forma que, como explicó Heckscher, "cuenta la historia del arte estadounidense y, por consiguiente, la historia del país".
Por ejemplo, las salas están dedicadas a la Revolución americana, a la época de la Guerra Civil, a los retratos coloniales y a la Escuela del Río Hudson. Y vuelven a estar expuestos cuadros que son viejos favoritos, como los muy queridos "Madame X" de Sargent y "Daniel Crommelin Verplanck" de John Singleton Copley, junto a "Prisoners from the Front" de Homer y "Champion Single Sculls" de Thomas Eakins. A la entrada de las galerías hay colgada un águila dorada monumental tallada por William Rush entre 1809 y 1811.
Fue un encargo de la Iglesia Luterana Evangélica de San Juan en Filadelfia. En 1847, fue retirada de la iglesia e instalada en el Salón Independencia, donde permaneció hasta 1916, colgada cerca de la Liberty Bell sobre la estatua de George Washington realizada por Rush. Llegó al Met en 2001.
El águila no es simplemente un ancla visual. Ilustra la evolución de los gustos, las modas y las percepciones en el arte estadounidense.
Esta particular escultura "pasó de ícono religioso a emblema patriótico para convertirse en obra de arte", dijo Heckscher. Otra galería está destinada al mobiliario Colonial, exhibido en plataformas como esculturas cuidadosamente talladas.
En la sala contigua se encuentra el único interior doméstico del piso, del Van Rensselaer Hall en Albany, creado entre 1765 y 1769.
Todas las galerías de pintura fueron diseñadas como para que los curadores puedan reconfigurar las instalaciones, pero una fue creada específicamente para una obra de arte, y es la más grandiosa de todas. En la pared central está colgada la monumental tela de 1851 realizada por Emanuel Gottlieb Leutze "Washington Crossing the Delaware". La pintura, de 3,60 metros por casi 3 metros, fue restaurada para las nuevas galerías, habiéndose recreado su marco dorado a partir de una fotografía que fue hallada recientemente. "Pienso que aquí la gente bajará la voz", dijo Heckscher.
Debido a la evolución de los gustos, se ha dado nuevo énfasis a partes de la colección que años atrás se consideraban insignificantes. "Es extraordinario cómo han cambiado nuestras miradas", dijo Heckscher. "Cada generación ve las cosas de diferente manera".
En la nueva instalación, la última sala ya no termina con el Impresionismo estadounidense. La galería está dedicada ahora a la Escuela Ashcan, con obras de artistas como William Glackens, John Sloan y Everett Shinn, que retrataron las penurias de la vida urbana desde el año 1900 hasta la década del 20.
Con espacio propio, ahora ofrecen un capítulo totalmente nuevo y más completo sobre esta forma siempre distinta en que vemos el arte estadounidense.

Fuente: Revista Ñ Clarín

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