Litigio contra una conocida galería de Nueva York
que vendió a un belga una obra atribuida a Pollock. El local cerró y
ahora sospechan sobre otros cuadros.
El multimillonario belga Pierre Lagrange tuvo un año difícil. En
septiembre, este ex gerente de Goldman Sachs y JP Morgan se asumió
homosexual y decidió divorciarse. Según él, la decisión fue de común
acuerdo y en excelentes términos, pero podría costarle la mitad de su
fortuna personal, valuada en 550 millones de dólares. Quizás por eso –y
porque entre otras excentricidades el hombre creó un fondo de inversión
para la película Avatar y donó 80 mil dólares al partido
conservador de Gran Bretaña, donde vive– decidió desprenderse de un
cuadro de Jackson Pollock, de 1950, por el que en 2007 había pagado 17
millones de dólares. La casa de subastas Christie´s le dio la peor
noticia: el cuadro era falso. La novedad no sólo sacudió al magnate
damnificado, también fue un cimbronazo para todo el mercado de arte
internacional.
La mala suerte de Lagrange no se acabó ahí. Cuando
el 2 de diciembre demandó en un juzgado federal de Estados Unidos a la
hasta ahora prestigiosa galería neoyorquina Knoedler & Company
–donde había adquirido el cuadro– se enteró de que la casa, de 165 años
de trayectoria, había cerrado para siempre dos días antes, después de
recibir un peritaje de la obra solicitado por Lagrange. El informe
indicaba que en la pintura se utilizaron materiales inventados después
de 1950, año en el que está fechado el supuesto Pollock. La querella es
también contra Anne Freedman, ex directora de la galería y responsable
de la venta, y contra Julian Weissman, empleado de la galería.
Ahora,
el FBI investiga la posible falsificación de otros 18 cuadros vendidos
–adjudicados a Willem de Kooning, Pollock, Robert Motherwell, Franz
Kline y RichardDiebenkorn, entre otros. Todos ellos fueron acercados a
la galería por la misma intermediaria, Glofira Rosales. Esta mexicana de
55 años residente en Long Island se negó a declarar. “Ella sostiene que
no ha hecho nada malo”, señaló su abogado en declaraciones a The New
York Times. Según el diario neoyorquino, Rosales estaría asociada al
español José Carlos Bergantiños Díaz, un empresario y coleccionista con
presuntos antecedentes por falsificación.
“Tengo todas las
razones para creer que estas obras son auténticas”, señaló Freedman
desde el estrado. La galerista agregó que Rosales le aseguró que los
cuadros habían sido comprados directamente a los artistas. Sobre el
informe de los expertos aclaró que es habitual que los fabricantes de
pinturas distribuyan materiales experimentales entre los artistas,
antes de que éstos sean incluso patentados. “No me estoy defendiendo.
Estoy defendiendo el arte en el que creo”, añadió Freedman.
Hace
diez años,Knoedler & Company había vendido otro sospecho lienzo de
Pollock, de 1949.Pero luego de que el comprador Jack Levy –otro ex
directivo de Goldman Sachs– no pudo autentificar la obra, la galería le
devolvió los 2 millones de dólares que había pagado. El productor
teatral canadiense David Mirvish adquirió esa obra, pero defendió a
Freedman. “Si el Pollock de Lagrange no lo es, tanto Freedman como yo
hemos sido engañados y demandaremos a otro”, dijo.
En 2009, la
obra de la polémica se ofreció al magnate Samuel Irving Newhouse Jr,
pero el experto en Pollock Eugene Victor Thaw le sugirió que la obra era
falsa. “Nunca creí que ese cuadro hubiera sido pintado por Pollock”,
sentenció Thaw, de 84 años, en una declaración jurada. Sin embargo, los
abogados de la galería presentaron una cita anterior de Thaw en la que
el experto sostendría que no podía dar una opinión concluyente al
respecto.
En febrero pasado la galería Killala Fine Art, había
denunciado a Weissman por haber certificado la autenticidad de un
Motherwell.
La decisión de cerrar la galería fue intempestiva.
Una muestra para el 14 de enero siguió anunciándose los días siguientes.
Un contestador atendía el teléfono “Estamos abiertos, pero no podemos
responder”. En realidad, no podían explicar.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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