Habla de sus más de dos millones de negativos.
Hoy, Aldo Sessa no será invitado sino anfitrión. En Buenos Aires Photo, que inaugura esta tarde en el Palais de Glace, presentará oficialmente su galería de arte fotográfico, Sessa Photo Gallery, ubicada en el Pasaje Bollini entre las calles Peña y Pacheco de Melo, en Recoleta. El espacio de arte fotográfico se ubica en un histórico edificio que fue un antiguo corralón de carretas.
Sessa trabaja a toda marcha para su inminente presentación en Pinta Nueva York, donde será artista invitado de honor. En Manhattan, el mes próximo, exhibirá entre 20 y 30 imágenes propias de gran porte, cuyos temas van de los personajes porteños al tango, pasando por la arquitectura de Buenos Aires, los artistas, las vistas de la ciudad, las escenas urbanas, entre otras. Una serie similar en cantidad y enfoques tendrá la presentación en sociedad de su galería hoy. Sessa es un enamorado de las “postales” del sur de la ciudad, con los paisajes ribereños de La Boca y Barracas, las históricas esquinas de San Telmo, Su esposa Teresita y su hijo Luis Sessa han tomado las riendas de lo que constituye el tesoro de la galería: un acervo de 2,3 millones de negativos en parte ya digitalizado, con el que la galería hará cada tres meses exposiciones temporarias.
En el estudio, pegado a la galería, el fotógrafo aún recuerda los nombres de quienes posaron delante de sus “máquinas”: los ex presidentes Arturo Frondizi y Raúl Alfonsín, los artistas Sandro, Mercedes Sosa, Susana Giménez y Charly García y Enrique Cadícamo, entre otros. Y también del exterior: Antonio Banderas, Carlos Saura, Bruce Weber (cineasta y fotógrafo de celebridades) o el inolvidable Irvin Kerschner ( La guerra de las galaxias ).
En diálogo con Clarín, Aldo Sessa resume así sus 53 años de pasión fotográfica: “Todo este archivo es, humildemente, un tesoro para mí. No tuve esta sensación hasta que pasó el tiempo y supe que fui afortunado por hacer todas esas fotos. Nunca tuve un punto de vista excluyente. Es mi mirada, que complementa la mirada de otros. Nadie tiene el don de la ubicuidad”.
El fotógrafo argentino tiene presente cuál fue la primera imagen que tomó: “Fue a los 17 años, era una señora de espaldas, con sombrero en Punta del Este. La hice con la cámara que me prestó un amigo. El negativo está intacto”.
En el espacio de 110 metros cuadrados se ubica también parte de la notable colección de cámaras fotográficas de Sessa, capaces de dejar boquiabierto al visitante. Son dispositivos de 1850 a la actualidad, con una perla extranjera: una cámara oscura de 1820. Cuenta Sessa que comenzó a comprar esas “máquinas porque son un patrimonio nuestro, de la Argentina. Lo hice antes que fueran a colecciones del exterior”.
Hay miradas en perspectiva sobre la vida. Ni qué decir la de Aldo Sessa con los retratos, por ejemplo, que incluyen animales. “Tengo con ellos una gran sincronía”, dice este artista, que ha trabajado con Borges, Silvina y Victoria Ocampo, Manuel Mujica Láinez, y atesora una gran colección de fotografías de escritores.
“Fue con Silvina con quien aprendí a conocer el mundo de los árboles. Así surgió un libro: Arboles de Buenos Aires, con poemas de Silvina Ocampo y fotos mías. Creo que la imagen y el texto literario componen una simbiosis perfecta. Son dos ángulos, dos formas de mirar que se enriquecen y se complementan”.
Su archivo personal, además de imágenes históricas de verdaderos pioneros de la imagen en la Argentina como fueron Cristiano Junior, Witcomb y Gonnet, entre otros, tiene 350 daguerrotipos y ambrotipos. Joyas de los inicios de un oficio que hoy es un arte con espacio propio en el mundo.
Fuente: clarin.com
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