Por Silvia Gómez
Después de años de intensos reclamos vecinales, el Parque Avellaneda recuperó la que fue la residencia de la familia Olivera: una importante casona que funciona como centro de exposiciones y
muestras, pero cuya estructura padeció la falta de mantenimiento durante
mucho tiempo. Tanto, que los vecinos temieron perderla.
Ayer
reinauguraron la casa el ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego
Santilli, el director del parque, Roque Saccomandi, y Enrique Olivera,
ex Jefe de Gobierno porteño y bisnieto de Domingo Olivera, que construyó
la casona en 1838 como casco de la Chacra de los Remedios. Más tarde,
Olivera le vendió los terrenos a la Ciudad para que hiciera el parque,
actualmente llamado Avellaneda.
“La casa fue expropiada a la
familia y durante mucho tiempo estuvo en estado de abandono. Para 2000
se hizo un trabajo muy importante de restauración, pero después no se
realizó el mantenimiento y se vino abajo otra vez”, relató Olivera.
Memorioso, confirmó que existían túneles debajo de la casona, pero que
lejos de los orígenes misteriosos que se les confieren, se usaban para
ir de un lugar al otro del campo en épocas de mucho frío.
Rodeado
de una frondosa arboleda y de una decena de palmeras, el casco de
estancia recobra su majestuosidad. Fueron recuperados los pisos
originales, en la planta baja y en la galería, el cielo raso, el gran
balcón del primer piso y una escalera de madera con una doble
circulación en el hall de ingreso a la casona. En el mismo parque
también hay un tambo y lo que fue el primer natatorio de la Ciudad,
inaugurado en 1914. Santilli dijo que, a través de un padrinazgo,
también intentarán recuperar un tren de trocha angosta que se usó en el
parque.
Fuente: clarin.com
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