Los artistas exponen cincuenta obras que hicieron juntos durante seis meses.
¿Quién le arruinó el dibujo a quién, Stupía? “Acá todos nos
arruinamos el dibujo a todos”, contesta, sonriendo, el artista Eduardo
Stupía, cuando se le pregunta por la exhibición “¡Me arruinaste el
dibujo!”. Y aunque el título suene a reproche, nada más lejos de la
realidad: se trata de un chiste, de un código común entre dos viejos
conocidos y dos monstruos del arte argentino: los artistas Yuyo Noé y
Eduardo Stupía. Ellos son quienes exponen los cincuenta y un dibujos
surgidos de una experiencia singular, un dibujar “a cuatro manos”.
“Es
una experiencia bárbara”, explica Yuyo, “porque, aunque uno siempre
tiene un diálogo interior, cuando aparece un interlocutor siempre es
mejor. Y como el dibujo es un lenguaje, esto de dialogar a través suyo
me pareció bien interesante.” “Ya habíamos tenido una experiencia previa
en esto de dibujar juntos”, explica Stupía. “Fue en el 2006, cuando
Yuyo hizo una exposición individual en la galería Rubbers y me invitó
entonces a crear una obra en conjunto.” “Y este año, Eduardo tuvo la
idea de hacer toda una exposición siguiendo la misma táctica”, dice
Noé. Y agrega: “Habremos tardado unos seis meses en dibujar todas las
obras; aunque el trabajo más intenso fue el de los últimos dos”.
Inundando
toda la sala del Borges –hay dibujos por arriba, por abajo, ¡hasta en
las columnas!–, las obras bi-autorales llaman la atención. Pasa eso que
se produce cuando dos potencias artísticas se juntan: se retroalimentan
entre sí, se enriquecen. Son una dinamita mental. Esto se ve en
“Adelante”, “Nubosidad variable”, “Historia natural”, “Muerto en vida”,
“Libertad” y “Tiempo al tiempo”, por ejemplo, todos sobre papel, con
tinta, acrílicos y collage (con ese recurso tan típico de Yuyo, de
cortar fragmentos de otros dibujos y pinturas realizados anteriormente,
pegándolos dentro de uno nuevo).
Hay algunas obras realizadas con color,
pero hay, sobre todo, una gran pintura de dos por tres metros
-“Interferencia en el jardín de infantes”,- que es una explosión
cromática con trazos a escala mayor incluidos. “Es una obra sobre papel
entelado”, explica Yuyo. Y es ahí, en el momento en que meten color,
cuando estos artistas la rompen y ya nadie los puede parar.
“En
el momento de dibujar de a dos hay que tener presente que el otro hace
lo que se le ocurre”, explica Stupía. “Y ante eso, uno, como artista
acostumbrado a trabajar en solitario, se siente un poco invadido.
Entonces, dejar que la irrupción del otro tenga una consecuencia, fue
una experiencia de desapego. Una práctica del carácter.” ¿Volverían a
repetir la experiencia? “Yo con Yuyo repetiría cualquier experiencia de
cualquier índole”, contesta, riendo, Stupía. “Es un artista histórico,
que atraviesa épocas y conceptos, y que está siempre experimentando.”
“Trabajar en conjunto es como hacer un libro; no significa que siempre
vaya a ser así”, explica, por su parte, Noé. “Pero la verdad es que fue
intelectualmente divertido”, concluye.
Hay yunta de gigantes en el Borges. No la deje pasar.
PÚBLICO VIENDO LA MUESTRA.
Fuente: clarin.com
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