“MARIO POR BENEDETTI (RETRATO ÍNTIMO DE MI HERMANO)”. DE MIGUEL ANGEL CAMPODÓNICO
Por Daniel Viglione, ESPECIAL PARA CLARIN
A dos años de la muerte de Mario Benedetti –fallecido en mayo de 2009–, su único hermano, Raúl, publica una biografía en la que revela aspectos desconocidos de la personalidad del escritor. “ Mario por Benedetti (Retrato íntimo de mi hermano) , es una biografía por Miguel Ángel Campodónico, un libro que se construyó con las cartas que Mario le envió a Raúl durante su exilio, porque Mario, conservaba siempre la obsesión de escribir para vencer la tristeza y la depresión, de modo de no caer en lo que él llamaba la neurosis”, señaló a Clarín Álvaro Risso, editor de esta biografía. Lo que hizo Campodónico, luego de leer las cartas y archivos de prensa, así como también documentos de distinta naturaleza y libros especialmente dedicados, fue conversar largamente con Raúl, rescatando instantes claves de la vida de su hermano. “Mario ya no está, sin embargo mi memoria lo pone frente a mí, lo veo escribiendo a máquina el diarito que hacía con varios papeles carbónicos que le permitían obtener numerosas copias de su trabajo. Yo, ocho años menor que él, salía a venderlo por el barrio”, recuerda Raúl, a la vez que menciona lo curioso que es para él hacer memoria ahora de cómo Mario se preocupaba por el dinero, cómo creía que no podría enfrentar los gastos imprevistos. “En 1977 llegó a plantearse cqué sería de su futuro, hasta se decía que su situación de entonces le significaba virtualmente la pérdida de la posibilidad de jubilarse. Pensaba en la inestabilidad que tendría que enfrentar en los años siguientes ya que aseguraba que su única esperanza eran los derechos de autor, los cuales, al menos en el Río de la Plata y por razones obvias, habían disminuido considerablemente justo cuando habían alcanzado su máximo nivel”. Otro de los recuerdos que evoca Raúl tiene que ver con la primera estadía de Mario en Cuba, en 1968, época en la que se había hecho correr la noticia de que el autor de Montevideanos se había suicidado. “Un disparate malintencionado que él se tomó con bastante buen humor sobre todo porque ya antes en Montevideo también había circulado el rumor de que había fallecido. Lo que verdaderamente le interesaba a Mario era que mis padres se hubieran enterado antes del desmentido que de la noticia falsa, ya que se había ocupado de avisarles por Prensa Latina que gozaba de muy buena salud. Con su humor característico llegó a decir que de muy buen fuente podía asegurar que la noticia de su suicidio era falsa”. Según Raúl Benedetti, su hermano también se preocupaba bastante por adelgazar. Llegó hasta seguir el régimen de un dietista búlgaro que me aseguraba le permitía comer muchas cosas sin pasar hambre y que le parecía realmente efectivo. “Pero no pasaba mucho tiempo hasta que se olvidaba de los sacrificios y volvía a comer lo que le gustaba”. Raúl ha intentado rescatarlo todo del olvido, incluyendo las conflictivas situaciones que debió enfrentar poco antes de la muerte de Mario e incluso después, cuando se generaron distintas polémicas en torno al testamento dejado por el escritor, el cual, según dijo en aquel momento Raúl, fue firmado sin seguir la verdadera voluntad de su hermano. En dicho testamento, el escritor establecía como única heredera a la Fundación Mario Benedetti, dejando para su hermano Raúl una renta vitalicia mensual de U$S 2.000. Esta etapa Raúl la recuerda con dolor, de hecho, el capítulo del libro se titula “ Un final no feliz . Adiós a Mario”, en el que da cuenta que lo peor sobrevino “cuando le pedí al secretario (Ariel Silva) la llave del apartamento de mi hermano y se negó a entregármela agregando que la depositaría en la policía. No tengo ningún reparo en afirmar que en aquel momento yo fui tratado como si fuera un cero a la izquierda, tal como si no existiera. Y una de las cosas que más me dolió fue enterarme, además, que habían dispuesto que un policía estuviera apostado en la puerta del apartamento, por lo que no se me permitiría ni siquiera la más mínima posibilidad de volver a entrar en él para despedirme del lugar en el que había vivido con mi hermano parte del último tramo de su vida”, señala Raúl.
Es casi todo cierto lo que dice Raul en cuanto a ese tal Silva, quien en realidad conoció a Mario en sus dos últimos años de vida y cuando ya estaba muy enfermo. Lo usó y lo manipuló
ResponderEliminar. Tengo 178 cartas manuscritas de Mario, la primera edición de cinco de sus obras y 8 filmaciones donde estan él y su esposa Luz. Y dos manuscritos (escritos a mano) de dos de sus libros. Las filmaciones van desde los años 60 las dos primeras hasta el año 2000 la última, son más de dos horas de duración. Todo eso tendría un valor incalculable en dinero, pero jamás las vendería por ningún motivo. Pero entiendo porque Raul hace lo que hace aunque no estoy de acuerdo.
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