DIBUJALA DE NUEVO, MENCHI. EL ARTISTA RODEADO POR SUS ACUARELAS DE GRANDES JAZZMEN (Y JAZZWOMEN, QUE TAMBIEN ESTA ELLA FITZGERALD) EN LA GALERIA JORGE MARA-LA RUCHE.
Por Nora Viater
Con una Leica, esa cámara de origen alemán que es un mito entre los fotógrafos, el artista plástico y dibujante de Clarín Hermenegildo “Menchi” Sábat hizo un retrato en blanco y negro, bello y distinto, del músico Louis Armstrong. Casi no se ve la cara del músico, pero sí sus manos, un plato con restos de comida sobre un mantel blanco, otras manos, un tenedor. Sábat cuenta que esa foto la sacó en 1957, en el Hotel Continental, de Buenos Aires. “No tenía espacio. Pero detrás de él había una escalera de caracol que nadie usaba. Me trepé, puse la cámara a distancia y medí bien. Tuve suerte”, dice ahora, tantos años después, de esa foto que es también el retrato de una época. El lunes, en la galería Jorge Mara–La Ruche, abre la muestra Jazz Jazz Jazz, con acuarelas y fotos de Sábat y de otros fotógrafos que encontraron en esa música, en los viejos músicos, en los conciertos, un paisaje, una gestualidad que merecían celebrarse. Como el saxofonista Dexter Gordon, retratado por Herman Leonard, fumando, envuelto en una nube de humo. Fue tomada en 1948 en Nueva York y él, con sombrero, apoya sus manos sobre el instrumento y mira algo o a alguien. “Armar una muestra con los trabajos de Sábat y de muchos de los grandes fotógrafos del jazz, me pareció una forma de celebrarlo como artista, de agradecerle que me haya contagiado la pasión por el jazz. Sábat supo captar muy bien el ambiente de los músicos”, dice Jorge Mara. Las fotos son de las colecciones del galerista, de Sábat y de instituciones norteamericanas. Una vez que termine en Buenos Aires, esta exposición viajará a Madrid, donde se expondrá en el Círculo de las Artes. A ver. Otra foto, de Sábat. Un entierro en Nueva Orleans, en 1961. Había muerto el trombonista Bebe Ridgley y el dibujante se enteró por los diarios. Fue con su Leica y retrató la ceremonia. Un entierro que tuvo mucho de festivo porque, dice Sábat, la vida continúa. Y cuenta que allí, en el cementerio, una pancarta decía “Los jóvenes y auténticos amigos”, aunque eran todos veteranos. Otra imagen: Duke Ellington, cuando vino a tocar al Gran Rex en 1968. Y otra: Benny Goodman, en 1979, en el camarían del estadio de Greensboro, Carolina del Norte, momentos antes de salir a tocar. El jazz, siempre. Como la foto en que la respiración y la mirada, los ojos abiertos, asombrados del trompetista Charles “Cootie” Williams, de la orquesta de Ellington, se juntaron en el momento exacto con la cámara de Sábat. “El jazz, y el tango, son la música de mi generación, era la música que nos alimentaba cuando éramos jóvenes y yo viví muy intensamente todo eso”, dice el dibujante. Y agrega: “Es una música joven, y eso, esa actitud perdura. Los discos parecen grabados hace cinco minutos. Y la obra de Ellington, uno de los más grandes músicos del siglo XX, se empezó a grabar en los años 20”. El español Antonio Muñoz Molina escribió especialmente para esta muestra el texto “Artes del jazz”. Dice el escritor que “Sábat es un dibujante de jazz no porque haga retratos de músicos sino porque hace jazz con sus lápices o pinceles untados de tinta igual que un jazzman improvisa líneas melódicas. Parece que la mano va sola, pero va a alguna parte. La mano sabe a donde va”. La muestra, pensada integralmente, incluye también los libros de Sábat sobre el tema: Yo Bix, tú Bix, él Bix, Scat, Jazz a la carte El pájaro murió de risa y Dos dedos . Y claro que están las acuarelas, los dibujos, una colorida serie sobre uno de los favoritos de Sábat, Duke Ellington. “Estos trabajos son un homenaje. Ellington era un señorito de Washington, su padre había trabajado para la Casa Blanca, así que tuvo un origen más descansado, digamos, que Armstrong, que directamente era un lumpen. Esa aproximación a una cosa más úrbana y más delicada se manifestó en su música. Era un tipo muy refinado. Miles Davis decía que Ellington era el mejor pianista, el mejor compositor y el que mejor se vestía”, apunta Sábat, quien además de ser ilustrador, dibujante, fotógrafo y periodista, toca el clarinete. “Menchi” Sábat dice que las acuarelas de Duke Ellington son “aproximaciones”. Le gusta, cuenta, tomar un personaje y concentrarse en una idea, llevar adelante un planteo. “Lo que a mí me llama la atención del jazz es por supuesto lo auditivo, pero también todo lo que sugiere: mucho color, mucha vitalidad y juventud”.
Agenda Lugar: En la galería Jorge Mara–La Ruche. Paraná 1133, 4813-0552.
Fechas: Desde el 18 de abril hasta el 30 de mayo.
Fuente: clarin.com
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