"LOS ALEMANES TENEMOS ESA CULTURA DE QUEJARNOS DE TODO..."



El funcionario dice que los argentinos son “abiertos”. Y que, en arte, acá vio cosas buenas y muy malas.

BUENOS AIRES BLANCA MUY BLANCA. HÜSGEN DICE QUE HASTA EN ALEMANIA VIVE MAS GENTE DE OTRO COLOR.

Por Patricia Kolesnicov

Llega a la entrevista puntual como un alemán Stefan Hüsgen, que es, desde hace poquito, el director del Instituo Goethe en Buenos Aires. Llega puntual como alemán y llega acalorado y es tentador decir que está acalorado como alemán en América latina, pero ojo, Stefan Hüsgen no viene en vuelo directo desde Munich. Acaba de dejar su puesto como director de la misma institución en Angola y no se le mueve un pelo –es una forma de decir– con la temperatura. Otras cosas le llaman la atención en Buenos Aires: “Creo que nunca viví en una ciudad tan blanca”, dice. Y habla de Luanda, claro. Pero también de Nueva York. Y de Munich, inmigración mediante.
Hüsgen llega al Goethe de Buenos Aires justo cuando se retira una institución dentro de esta institución: se va Gabriela Massuh, que hace veinte años dirige la programación cultural, el área que, en definitiva, marca el perfil del Instituto. Y Hüsgen se hará cargo del área, amén de dirigir la totalidad del Goethe porteño, un lugar donde también se enseña alemán y que ofrece su biblioteca.
Es tentador, también, pensar que Hüsgen llega cargado de proyectos, listo para marcar rumbos. Y un poco sí pero mucho no: todavía, dice, tiene que mirar dónde está parado. Hablar. Preguntar.
¿Qué diferencias encuentra entre la cultura alemana y la argentina? La gente acá es más abierta, no sé si será sólo en verano, pero la impresión que me da es que la gente no es tan negativa, incluso teniendo en cuenta que la situación económica en Argentina es distinta a la de Alemania.
¿En qué sentido los alemanes son negativos? Tenemos esa cultura de quejarnos de todo... Aquí veo gente que tiene tres trabajos y nunca los escuché quejarse. Si te metés en el subte en Alemania, hasta los extraños te contarán sus quejas sobre el tiempo, el mal trabajo, la mala política, problemas de dinero...
¿Y en lo estrictamente cultural? Fui a un par de muestras, estuve en el Teatro Colón, hay un buen nivel en Buenos Aires. También vi cosas muy malas, como las hay en Alemania… En eso me siento en casa ¿Y qué ve en común? El interés por experimentar, por los tópicos sociales y el cambio hacia una dirección ecológica.
¿Ecológica? En eso somos diferentes. En Argentina la gente desperdicia electricidad, hay basura por todas partes y nadie se ocupa de ella, cuando esperás en una estación de subte, la gente simplemente tira las cosas al piso. Pero el Teatro empieza a hablar de que tenemos que cuidar el mundo.
Tiene tiempo para pensar: la sala del Goethe está cerrada porque, pos Cromañon, no se adecuaba a la normativa sobre protección contra incendios. Este año planean hacer esas tareas y, de paso, construir una rampa de acceso para personas con discapacidad. “Tenemos un montón de trabajo de renovación del edificio y no tenemos mucha plata”, dice Hüsgen, que maneja un presupuesto total de unos 500.000 euros anuales.
¿Por qué no tienen plata? Al gobierno alemán tampoco le gusta gastar dinero en cultura...
¿Entonces por qué sostienen un instituto cultural acá? Hay tradiciones antiguas entre Argentina y Alemania. Los nuestros son países literarios, nos gustan los libros, nos gusta leer y escribir. Se suelen decir que los alemanes son muy fríos y que no es fácil hacerse amigo de ellos, pero cuando sos amigo de un alemán es para siempre, así que ahí tenés la respuesta: somos amigos, ¿por qué deberíamos cambiar eso?


Fuente: clarin.com

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