PARÍS.- En el quinto
piso del Centro Georges Pompidou se respira ese aire de los días previos
a una inauguración. Un técnico, subido a un elevador, posiciona el spot
que ilumina la maqueta de un arquitecto indio, otro limpia unas
vitrinas con guantes y los cinco conservadores del Museo Nacional de
Arte Moderno hacen los últimos ajustes. Decenas de personas trabajando
que se pierden y se reencuentran en los 5000 metros cuadrados y las más
de 50 salas de esta planta dedicada al arte moderno. Allí se inauguró
Modernités Plurielles, 1905-1970 (Modernidades plurales), una exposición
que busca contar la historia del arte moderno de manera global. En una
consagración para su carrera, una de esas salas estará dedicada
exclusivamente al artista argentino Gyula Kosice (1924), cofundador del
movimiento artístico Madí.
En este espacio desde donde puede contemplarse media París, está todo listo. Los neones de la escultura lumínica Madí (1946) están encendidos, dos shaped canvas están colgados y hay agua en la maqueta de la Ciudad hidroespacial
(1947). Todos los que se detienen para observar cómo quedó el espacio
parecen satisfechos. "Es una sala que todo el mundo adora. Es magnífica y
extremadamente coherente", confiesa a LA NACION la conservadora
Catherine Grenier, curadora de la muestra.
Cada 18 meses, el Pompidou renueva las obras de su
colección permanente expuestas en el cuarto y el quinto piso. Estas dos
plantas albergan entre 1500 y 2000 obras, pero el acervo del Pompidou
supera las 90.000. Algunas están guardadas y otras son prestadas o están
siendo restauradas.
La rotación permite mostrar más material y más artistas
que forman parte de la colección del museo. La muestra que inauguró
anteayer exhibe 1000 obras, 400 artistas y 47 nacionalidades. "Queremos
mostrar que no hay una modernidad, sino varias. Cada vez que exponíamos
la historia del arte moderno enfocada en las corrientes europeas, como
el cubismo o el dadaísmo, muchos artistas quedaban afuera. Esta vez,
queremos mostrar artistas del mundo entero. Reintegrar gente que fue
excluida", precisa la curadora.
Kosice es uno de ellos. No es el único argentino, pero
sólo él tiene una sala entera. Interesado por su trabajo, un equipo del
museo viajó en 2011 a Buenos Aires y visitó al artista en su taller.
Luego de ese encuentro, este poeta, filósofo y teórico, que vivió en
París, decidió donar 13 de sus obras al Pompidou, que ya tenía otras
dos. Las quince podrán verse ahora en la muestra y forman parte de la
colección del museo.
"El movimiento Madí anticipó muchas cosas que luego se
verían en otras corrientes. Fue extremadamente inventivo, y es un jalón
del arte argentino. Kosice es uno de los fundadores de este arte
concreto, y creador de una dimensión utópica colectiva. Además, vivió en
Francia. El hecho de que nos haya donado una parte de sus creaciones es
muy importante, y queremos homenajear ese gesto", explica Grenier.
Ferdinand Falk nació en Kosice cuando la ciudad todavía
era húngara, y a los cuatro años emigró con su familia a la Argentina y
creció en Almagro. Quedó huérfano a los 10 años y a los 16 eligió su
nombre artístico. "No sólo fue un precursor en muchas áreas, como la
interactividad o el uso de materiales como el neón o el agua, sino sobre
todo un pensador de su arte y de su tiempo. Es el creador de un
pensamiento filosófico, de un idioma poético y de una obra plástica,
tres producciones volcadas a instaurar los fundamentos de una utopía
autogeneradora que se basa en la fe de que es posible inventar el futuro
dándole forma, de que el pensamiento poético y el científico pueden
coexistir", explica la conservadora Camille Morineau.
En 1957, mientras representaba al movimiento Madí en la
Bienal de San Pablo, Kosice obtuvo una beca de la embajada de Francia
que le permitió residir un tiempo en París. En 1962, ya célebre y
reconocido con el premio de escultura del Instituto Di Tella, se instaló
con su familia en la capital francesa. Fue aquí donde dio forma a uno
de sus proyectos más utópicos e innovadores: la Ciudad hidroespacial
. En 1974, cuando expuso esta obra en el espacio Pierre Cardin, fue
saludado unánimemente por la crítica. "Es creador de una verdadera
identidad intelectual y artística argentina. Transformó Buenos Aires en
centro neurálgico del renacimiento del arte en América latina", agrega
Morineau.
La exposición también exhibe obras ópticas y cinéticas
de Horacio García Rossi, Julio Le Parc y Martha Boto; fotos del chileno
Sergio Larraín; arte conceptual con Margarita Paksa y León Ferrari, y
una sala titulada "Indigenismo", con cuadros de Figari y José Antonio
Terry.
Kosice llegó el fin de semana. Quizá la vista desde lo alto del Pompidou le inspire otra ciudad utópica.
Fuente: lanacion.com
“¿Cómo se explica que un animal metido en formol valga 15 millones de dólares?”
Por María Laura Avignolo
Entrevista a Gyula Kosice. Por María Laura Avignolo y Nöel Smart.
Cuarenta años después, regresó a París. Un café en el Deux
Magots donde conversó con Jean Paul Sartre, Zara o Le Corbousier. Un
vistazo a la galería Denise Rene,que le dió el excepcional
reconocimiento internacional, o un paseo curioso por Montmartre, donde
vivía, pero ni una pizca de melancolía. Gyula Kosice es uno de los
grandes artistas plásticos argentinos, que a una edad que no quiere
reconocer porque es un “porvenirista”, sigue siendo un niño que se
divierte con sus obras y sólo piensa en lo que va a llegar y no en el
pasado. Él prefiere trascender como un anticipador. Un visionario que
puso movimiento al agua en sus obras, que uso el neón 40 años antes que
los americanos, el pensador de la hidroescultura .Un filósofo que creo
MADI, el movimiento de arte abstracto y vanguardia en Argentina, con el
que inició su pensamiento poético y su obra plástica como consecuencia.
Hoy es Francia quien le rinde homenaje a este precursor del “porvenir”,
su gran teoría, poesía y filosofía del arte. Trece de sus obras y sus
famosas esculturas hídricas serán parte de la colección permanente del
Centro Pompidou. La sala 37 de la extraordinaria exposición global
“Modernites Plurielles” 1905-1970 la muestra ahora en todo su esplendor.
Allí están una maqueta de su Ciudad Hidroespacial, que articula el arte
con la tecnología y la ciencia. Una metáfora tan actual en un mundo
superpoblado. Royi, su obra en madera articulada, donde incorpora la
movilidad y participación del público, y Una Gota de agua acunada a toda
velocidad, la primera de sus obras cinéticas. Otras 20 obras de
coleccionistas privados se mostraron en la embajada argentina, donde
celebraron su llegada con una fiesta en su honor, con dulces en forma de
esferas azules y blancas como las de Kosice, piano, champagne y tangos.
Con casi 90 años, Gyula Kosice, que fue reconocido internacionalmente
en París en 1948 y vivió aquí siete años, volvió en 2013, después de
haber decidido desarrollar su vida artística en Argentina, con su
francés, su curiosidad, su rebeldía, y su coquetería intactos.
En una charla con Clarín explicó sus transparencias, sus metáforas, su
filosofía, y como consecuencia, su arte. Ese que ha reunido en su propio
museo personal en la calle Humahuaca, que quiere que trascienda al
menos por 50 años más, en manos de sus hijas y sus nietos.
Usted
ha vuelto a París después de 40 años. ¿Quiere ver a los amigos,
recorrer la ciudad o lo que usted quiere es tener una buena crítica?
Yo
diría que soy muy ambicioso. Todo lo que yo pensaba de París desde
Buenos Aires se ha cumplido. Hay un eje indestructible entre las dos
ciudades para mí. Para mí es París Buenos Aires-Buenos Aires París. Con
respecto a mis amigos que ya no están, no puedo hacer nada por ellos.
¿Quiere ver el París que usted vivió o, como en su obra, el nuevo París?
Lo que estoy viendo en París es un incremento de los boliches, de los
negocios. Mucha gente joven pululando por todas partes. Es un París
joven. Dentro de todo, no están los viejos chotos. Están en el cielo.
¿Por qué decidió donar algunas de sus obras al centro Pompidou, que va a hacer de ellas parte de su colección permanente?
Yo he decidido donar una parte grande de mis obras al Pompidou porque,
al ser una colección permanente, se justificaba ese gesto de mi parte.
Es lo menos que podía hacer.
¿Sintió durante estos años
que Argentina estaba demasiado lejos para su arte de vanguardia? ¿O
Argentina es un país fácil para crear?
Argentina, como una
de las ciudades multitudinarias en cuanto a su población y actos
culturales, es como cualquier otro país para ejercer la vanguardia. Lo
que pasa es que no la han tomado en serio. Ha habido un retroceso en el
arte internacional. ¿Como se explica que un animal metido en formol
valga 15 millones de dólares o más? No sé la cifra. Es increíble.
Usted habla de Damian Hirst
Si. Horrendo.
Cuando usted creó Madi en Argentina, cuando publicó Arturo, ¿había una Argentina más vanguardista para el arte?
No. El ambiente se construye con los valores culturales de cada país y nosotros tenemos de sobra para ejercer la vanguardia. Yo
tomé la punta porque no había otro en ese momento. Pero eso no invalida
la calidad de la Argentina.
En su arte ¿Hay un contacto con la realidad o sólo con su imaginación?
Yo empecé a formularme si la palabra “porvenirismo” podría entrar en el
diccionario francés. No lo vi. Por eso he escrito un libro sobre la
filosofía porvenirista. Lo que está por venir. Mi mejor obra no es la
última sino la que estoy por hacer.
¿Antes que nada es un teórico, un filósofo? ¿Usted se volvió un artista para justificar sus teorías?
No. Yo no traté de justificar mis teorías solamente, sino que hice un
panorama, casi visual de todas artes anteriores a mí. Y después elegí mi
propio concepto de lo que debía de ser. Y cuando hablo de porvenirismo,
es lo que está por venir. En una palabra, en muchas cosas he tratado de
corregir al avanzar. Es muy difícil.
MADI. DE PARIS AL MUNDO
¿Qué
recuerdos tiene de esa exposición de Realites Nouvelles en 1948 por la
que es conocido internacionalmente e impone el arte argentino de
vanguardia?
En 1948 fue mi primer viaje a París para ver y
montar la exposición en “Realites Nouvelles”. Eso significó para mi la
intromisión y el agregado de postulados distintos a los que se proponía
Madi. Y Madi proponía Rothfuss, un pintor uruguayo, que había hecho una
nota en Arturo que se llamaba El Cuadro, un problema de la practica
actual. Y nosotros empezamos a hacer lo que el había anticipado. El
marco irregular o el marco con formas en el cual, dónde terminaba el
color, había que poner el marco. Significaba un adelanto tremendo.
Porque casi siempre se habla de la pintura y se enmarca en el angulo
recto, en los 90 grados y queda ahí. Nosotros liberamos el concepto de
ventana. No existió más.
El Madi estaba vinculado a lo que pasaba en el mundo. Era la posguerra, la consolidación del comunismo
Pero al mismo tiempo había rupturas muy significativas, que proyectaron al arte a una dimensión completamente inesperada.
En los 40 usted fue uno de los fundadores y probablemente una de las
más destacadas de Madi pero en los 60 el grupo se desintegra de a poco.
¿Qué sentimiento tuvo frente a esta desaparición? ¿Qué significó en su
vida Madi y al mismo tiempo, el fin de ese grupo para usted?
-No hubo un fin total jamás y no lo va a haber porque va a haber gente
que va a retomar los conceptos creativos del momento de Madi. Pero la
gente ni sabe de donde viene MADI.
MADI: Materialismo dialéctico, ¿No?
¡¡Es mentiraaaa!!
Ah, cuénteme
Eso es una mentira tremenda, que le ha hecho mal al grupo, desde que
hizo esa división. Madi viene de “Madrid-No Pasaran” de los republicanos
españoles. Y eso significó que yo adopté Madi porque fonéticamente
sonaba como algo que no tenia ninguna relación con nada. Con ningún
grupo, ningún movimiento político. Era solamente una designación
fonética para agrupar a los que intervinieron en el grupo.
¿Y así nace el Diccionario?
Sí.
El diccionario nace como una necesidad, como todas las cosas
importantes. Hubo un diccionario Madi, con palabras inventadas
completamente. Pero es tener una relación en sí misma. Se consumían en
si mismas.
Cuando Madi se desintegra, ¿Cómo eran esas diferencias entre ustedes?
La mayor parte se debía a situaciones personales. Cada uno quería ser
un líder de todos. A mi me toco manejar la parte mas importante y que
sobrevivió a todas esas polémicas, que no las quiero nombrar. La verdad
que no vale la pena.
¿Pudieron seguir amigos o fue un experimento?
Hubo más que nada una amistad lejana, que empezó a nublarse de repente.
EL AGUA COMO FORMA DE VIDA
¿Por qué elige el agua, la iridiscencia como forma de expresión?
No es una forma de expresión solamente. Es una forma de vida. Yo nací
en Hungría. Mis padres tomaron un barco que tardo 32 días de travesía y
yo lo que veía en todo ese tiempo, asomado a la borda del barco, era
agua y agua. Permanentemente agua. ¿Será que eso, retroactivamente
pensando, me ha influido? Yo lo utilizo con un aireador para que le de
vida.
Ustedes estaban escapando de Hungría. ¿Estaban en la pre guerra?
Mis padres pensaron que no era bueno permanecer en un país que iba a entrar en guerra. ¡¡¡Cosa que sucedió!!!.
En el ano 1958 en la galería Denis René presenta sus esculturas de agua. ¿Cómo es la evolución de esas obras hasta el presente?
Fueron presentadas en la primera exposición que se llamo Arte Madi
Internacional. Después fue una obra personal mía. Ese rol protagónico,
yo lo lleve hasta sus ultimas consecuencias, con bombas de agua, con
radiadores. Usé la tecnología del momento.
¿Cómo consigue interactuar el arte, con la tecnología, con la mecánica? De alguna manera sus obras parecen obras de ingeniería.
No creo que sea así. Lo que prevalece de todo eso es que se sabe que
está pero no se ve. Lo que prevalece es el resultado final.
“SENTI-MENTAL”
¿Cómo consigue esas técnicas? ¿Tuvo que estudiar óptica, mecánica?
No, absolutamente. Si yo construí obras que tengan esa dimensión acuosa
es porque yo había dicho en la revista Arturo que “el hombre no debe
terminar en la tierra. Y empecé a hacer las primeras maquetas de la
Ciudad Hidroespacial. Ese es el origen. Yo tenía que justificar esa
frase y tenia que sentirla y salir de mi mismo. Para mi , el arte es la
vida y estoy dialogando permanentemente con el arte. Ahora mismo, en
esta entrevista, estoy pensando que frase podría ser un impacto
constante para decir lo que siento y lo que soy. A lo mejor soy un
sentimental en eso. Senti-mental. Sentir y pensar. Hacer es vida y vida
es arte.
La Ciudad Hidroespacial tiene al mismo tiempo una enorme actualidad
Va a tenerla dentro de 20 años también. Resulta que la gente cree que
es una utopía. Pero en la Ciudad Hidroespacial hay que pensar lo
siguiente: el espacio no ha sido ocupado. Es ocupado por los aviones que
van de ciudad a ciudad. Pero el espacio en sí no esta ocupado. Hemos
ocupado ciudades, mares, todo. Pero no hemos colonizado el espacio. Y
crear un hábitat es crear una forma posible. El fenómeno poblacional es
tan rápido que dentro de 20 años vamos a tener 50 millones de chinos
más. Y ¿dónde los vamos a poner? Los vamos a llevar a la Argentina?. No,
los vamos a mandar al espacio.
No es una utopía
No, absolutamente.
Es el futuro
No. Es el porvenir.
LOS CHICOS COMO ESPECTADORES
Si se observan sus esculturas de madera, se percibe que Leonardo da Vinci lo inspiro a usted.
Completamente. Pero no en la pintura, que nunca me intereso, ni
siquiera ahora. A mí me interesaron de Leonardo los fabulosos dibujos
que había hecho en esa época en el renacimiento. La necesidad de crear
un prototipo para poder volar, el submarino, los puentes articulados
para pasar de un río a otro. Ha inventado y después, todo se convirtió
en realidad.
Pero en su escultura Royi hay algo de Leonardo da Vinci
Ahí empieza. Todo el cinetismo argentino empieza con Royi. También es
el origen de las luces que hicieron los americanos con el neón,después
de 20 años de que lo había hecho yo. Yo soy un anticipador y lo digo con
todas las letras porque sino entraría en una onda de pura hipocresía.
¿Cómo es la interacción entre el espectador y sus obras y como quiere usted que sea?
Yo recibo chicos pre escolares que vienen a visitar mi museo. Y un
chico me dice: “¿Y esto para qué sirve?”. Es una hermosa pregunta. Y yo
le digo: “Decime, ¿a vos te gusta?”.Sí, a mí me gusta”, me responde .
“¿Te sentís bien cuando lo ves?” Sí, me siento bien”. “Bueno, sirve para
eso”, le respondo.
Los chicos son el futuro, son un desafío a su obra
Porque dicen la verdad.
¿Cómo es la interacción entre usted y los chicos?
Los chicos van porque se maravillan. Y se que dentro de 15 o 20 años
van a recordar la visita. El impacto va a ser tremendo porque han vistos
formas y luces que se apagan, se encienden, se mueven. Tienen una
significación muy especial, más para un niño.
UN POETA DEL PLEXIGLAS
¿Hay una diferencia en su estatus de teórico, de filósofo, de escritor y se artista o para usted es una misma línea creativa?
Es una misma línea de batalla, que es la vanguardia.
¿Usted es un poeta que se volvió escultor?
Yo asimilé la poesía y la reenvío a la obra y la obra en sí misma, esta impregnada de poesía.
¿Sigue escribiendo?
Sí,
sigo escribiendo. En este momento escribo. Mi ultimo libro es 500
lugares para vivir y cada lugar es inventado. Yo mismo me asombro. Uno
de los lugares que me gusta es un lugar para tener ganas. Cada uno lo
tiene que elegir. El azar corregido.
Usted dijo que “La teoría es el comandante y la practica es el soldado”
Sí. Sin una teoría que se base en la inspiración, no va. Debe haber un
motivo que, siendo formulada ya, en teoría tenga la suficiente capacidad
táctica de poder hacerse realidad.
¿Por qué usted decide usar el neón antes que los americanos, el plexiglás, los espejos en sus obras?
La decisión de utilizar diferentes posibilidades de creación son
muchas, variadas y las he usado porque eran emisiones de mi ser.
¿Y el plexiglás?
No lo abandono nunca. Es mi material preferido. Con eso hago las obras.
Básicamente es un trasfondo que se convierte en presencia en la medida
que los dos trabajan con cierta sincronía.
¿Y las ilusiones ópticas?
No son ilusiones. Son realidades. Desde el momento en que están, no son más ilusiones.
¿Cómo llego a esa síntesis?
Si yo le quería dar marcha al agua en una forma de movimiento y allí
llega el arte cinético, debería darle marcha con un simple aireador. No
es tanto la tecnología. La mayoría es la imaginación.
En su obra no hay racionalidad. Hay una porción lúdica extraordinaria. Maestro, ¿Hay un niño adentro suyo?
Seguramente lo habrá.
¿Eso que significa en un artista?
Significa que no abandona sus raíces, sus recuerdos y su adaptación al momento en que esta viviendo.
¿Usted prefiere ser considerado un visionario o que le reconozcan su originalidad?
Yo prefiero que me reconozcan. Y de ahí parte cualquier adjetivación.
Pero, evidentemente, estando en la vanguardia las polémicas se acentúan
más.
¿Cree que todavía es un artista polémico?
Lo seré siempre.
Si usted tuviera que reconocer entre sus pares a los grandes plásticos argentinos, ¿A quienes consideraría?
No tengo opción. No veo en el panorama actual.
PARIS BY GYULA
Cuando
estuvo en París, se encontró con gente que ha pasado a la historia en
cada una de sus ocupaciones. Le Corbusier, Sartre, Zara. ¿Usted puede
recordar esos encuentros?
Yo recuerdo que Sartre vivía a la
vuelta del café Deux Magots. Me encontré con Sartre y él me dijo:
“Usted es muy joven”.Y lo era y lo seguiré siendo. Pero con el agregado
que tengo que corregir algunas cosas todavía. “Hay que comprometerse con
la sociedad en que uno vive, con la gente que esta en un momento
histórico y hay que dar la cara políticamente”, me dijo. Yo no la di
porque él se convirtió al marxismo y yo me convertí al socialismo. Era
una gran diferencia en esos días. Enorme.
¿Y con Alberto Giacometti?
Fue genial. Yo lo retrucaba porque, siendo él un alargador de sus
personajes inventados, daba la impresión de que se había olvidado las
rodillas. Y así me pasó con Le Corbousier. El hacía una arquitectura
funcional, pero en la parte plástica era un desastre. Hacía una
abstracción, ni siquiera geométrica, deformada, un expresionismo a la
manera de Le Corbousier. El que me impacto muchísimo fue Tristán Zara,
que era un poeta que tenia sentido del humor. Me interesó mucho.
Usted hablo de “Basta de la melancolía” ¿Es difícil decir esto cuando uno vive en Buenos Aires?.
No es difícil. Porque si yo lo dije, lo puede hacer cualquiera. Yo no
dije basta. Yo dije: “Ninguna melancolía”.Creación. Presencia de la
obra. Ninguna copia. Ninguna representación sino presentación. Ninguna
cosa del ser humano, del paisaje, sino una cosa de cada uno que es
transacción.
¿Usted cree que perdió una oportunidad no quedándose en París?
No, la gané. La gané porque he vuelto después de caso 40 años y me
encuentro con un París renovado y sobre todo veo mucha juventud.
¿Tiene usted discípulos, maestro?
-No. Para enseñar soy un desastre. Lo he intentado pero no sirvo. Vivo
de lo que vendo. Hay obras que son invendibles porque son parte del
patrimonio grande. Yo tengo un museo en planta baja y un primer piso en
mi taller. Ahí están albergadas las obras que no quiero vender. Quiero
que mis hijas y mis nietos transmitan el mensaje que estoy dando ahora y
que se ocupen de que no se vendan las obras. Que perduren solamente 50
años. Me conformo.
Fuente: clarín.com