EL MÁRMOL BLANCO, CUANDO ESTÁ BIEN ILUMINADO, PARECE EMITIR LA LUZ, MÁS QUE REFLEJARLA.




























PABLO CURATELLA MANES, ESCUELA ARGENTINA,1891-1962, LA FEMME AU GROS MANTEAU. Ó LA MUJER DEL TAPADO GRUESO, MÁRMOL DE CARRARA, COLECCIÓN PRIVADA, BUENOS AIRES.

En mis años de experiencia, recuerdo muy especialmente dos casos que me gratificaron mucho. Uno de ellos es el de un espectacular torso griego del año 450 a. C., que estuvo en el fondo del Mar Mediterráneo por siglos y que, una vez rescatado, fue traído desde Europa por un refinado personaje que dejó su huella en el arte, la arquitectura y la decoración argentinos. Una vez iluminado, ese torso parecía emitir él mismo la luz en vez de recibirla o reflejarla: rápidamente se convirtió en el centro de un living muy personal. El otro, es el de una escultura de Pablo Curatella Manes, una interesante versión de su obra La mujer del Tapado, también en mármol de Carrara, perteneciente a una excelente colección privada nacional. Puse esa escultura sobre el lado izquierdo de una chimenea francesa, contrapesada por tres pequeños bronces con pátinas muy oscuras. Cerraba el conjunto un cuadro muy negro con marco Luis XIV de una gama media. Pedí a mis electricistas que pusieran el efecto destinado a la escultura de Curatella en un punto aparte, exclusivo para ella. Y se produjo lo que yo quería: el facetamiento de sus planos, trabajados por Curatella al modo de los cubistas, no sólo daba un efecto sorprendente, sino que en ese enorme living servía de “faro” para que a los hijos de los dueños de casa no les hiciera falta prender otra luz cuando volvían tarde. En los años que llevo haciendo ésto, tengo innumerables anécdotas.

P. L. B.

INTERESANTE HALLAZGO ARQUEOLÓGICO EN MÉJICO

CHIAPAS, MÉJICO - Descubrieron en una zona arqueológica, al jerarca maya más poderoso de la antigua urbe de Toniná y a un texto glífico que incluye su nombre. (EFE)

SÍMBOLOS PATRIOS DE LOS ARGENTINOS



LA BANDERA NACIONAL ARGENTINA

ESCUDO NACIONAL ARGENTINO

ESCARAPELA NACIONAL ARGENTINA

Oíd Mortales, el grito sagrado:
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
¡Oíd el ruido de rotas cadenas:
ved del trono a la noble Igualdad!


Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud,
y los libres del mundo responden
¡Al gran Pueblo Argentino salud!


Coro
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos
o juremos con gloria morir.


Letra: Vicente López y Planes - Música: Blas Parera
HIMNO NACIONAL ARGENTINO

NUESTRO HIMNO, ES EN REALIDAD MUCHO MÁS LARGO.
LA QUE SE PUEDE VER AQUÍ, ES LA VERSIÓN ABREVIADA QUE ACTUALMENTE SE USA.
PARA ESCUCHARLA CANTADA, HAGA CLICK SOBRE ESTE LINK:

EL MONUMENTO AL GENERAL ALVEAR,
DOS CÓMPLICES PARA UNA OBRA MAESTRA:
ANTOINE BOURDELLE Y RODOLFO ALCORTA


El monumento al general Alvear, de Antoine Bourdelle, es uno de los tesoros artísticos más importantes del país. Pero sin la astuta intervención del esteta Rodolfo Alcorta, admirador del gran artista, no se hubiera erigido. Las picardías del argentino y del francés lograron vencer las convenciones de una clase y de una época.



Entre la generación del 80 y fines de los años 20, se vivió en Buenos Aires esa Belle Époque que en Europa llegó a su fin con la guerra de 1914. Fabulosamente ricos -un campo podía llegar a las 40.000 hectáreas-, educados en francés o por institutrices inglesas en las grandes estancias (algún resabio de esa vida se muestra en la película Miss Mary de María Luisa Bemberg), conservadores por casta, diferencias culturales y convicción profunda, casi mesiánica, los dirigentes de aquella "Argentina opulenta" fueron mucho más que meros oligarcas del Gotha agropecuario rioplatense: soñaron y organizaron un país al que no pudo desnaturalizar el compartido advenimiento al poder de la middle class , de los Swann porteños a los que en el cabaret igualitario se obligó a vestir rigurosa etiqueta (aunque "el medio pelo" se vengó usando el inapropiado smoking , en lugar del frac , en las temporadas del Teatro Colón).

A aquella aristocracia inteligente amenazada por la ley Sáenz Peña, que atacaba sus fueros hasta entonces indiscutibles, perteneció Rodolfo Alcorta. Su padre, Amancio Alcorta, asesoró y acompañó al general Julio Argentino Roca en la firma del tratado de límites con Chile. Su mujer, de notoria belleza, Rosa Mansilla Ortiz de Rosas, emparentada con el Restaurador de las Leyes, era hermana de Lucio V. Mansilla, el general de Una excursión a los indios ranqueles. La hija mayor, Noemí, se casó con el conde Enrico Marone -dueño de la empresa Cinzano-, y a su muerte las hijas del matrimonio fueron criadas por la infanta Cristina de Borbón, segunda esposa del conde. La hija menor, la escritora Gloria Alcorta, se desposó con Alberto Girondo, estanciero de los campos de Junín, gran amigo de Ricardo Güiraldes y hermano del poeta Oliverio Girondo.


Rodolfo Alcorta dejó la medicina para dedicarse a la pintura (expuso en el Pabellón Argentino de la Exposición Internacional de París, de 1937, en la que Pablo Picasso exhibió por primera vez Guernica ). Sólo durante la guerra del 14, en París -donde la familia residió casi permanentemente- volvió a ejercer su profesión en el Hospital Americano que, con su mujer, había contribuido a fundar.
Emile Antoine Bourdelle -el primer nombre fue definitivamente abandonado después de El centauro moribundo , en 1914-, que ya había retratado a la mujer de Alcorta en un pequeño yeso (hoy en el Museo Bourdelle), la tomó también de modelo para La enfermera , en 1917: "No se la compré porque le hizo una nariz muy fea, quizás para darle más carácter a la escultura", me contó Rodolfo Alcorta muchos años después.
El modo en que Alcorta influyó para que los representantes de aquella Argentina opulenta compraran en París buenas estatuas a Bourdelle, Charles Despiau o Léon Drivier, da pie a un anecdotario divertido y sintomático de una época. "Las Comisiones que iban a París a contratar monumentos estaban, por lo general, compuestas por burros acomodados en el gobierno. Bueno, no todos: algunos eran amigos míos. Podrían haber adquirido por centavos lo que hoy vale fortunas. Les gustaba el arte nuevo pero preferían adquirir lo más académico por temor a equivocarse. ¿Le cuento la petite histoire de cómo logré que Antoine Bourdelle hiciera su obra maestra?", me dijo Alcorta hace ya muchísimo tiempo.
En uno de nuestros paseos habíamos llegado hasta el monumento erigido en homenaje al general Carlos María de Alvear, el amigo de San Martín que puso fin a la dominación española en el Río de la Plata al concluir el sitio de Montevideo en 1814. Alvear también fue presidente de la Asamblea del año XIII, director supremo de las Provincias Unidas y héroe de Ituzaingó en la guerra contra el imperio del Brasil, como se recuerda en las caras del pedestal. Con real entusiasmo, Alcorta se preocupó por mostrarme detalles de las cuatro alegorías del conjunto, cada una de las cuales mide tres metros de alto ("La Victoria", "La Fuerza", "La Libertad" y "La Elocuencia").
"Todo comenzó en 1908 -continuó Alcorta-, cuando Joaquín V. González propuso en el Congreso erigir un monumento a Alvear. Era costumbre que se acuñaran medallas de conmemoración y, para que no se las encargaran a cualquiera, me fui a ver a (Manuel Augusto) Montes de Oca, que presidía la Comisión, y lo convencí de que contratara a Bourdelle. Ernesto Bosch quería que las medallas se hicieran en vermeil , insistía en que el dorado les daba más importancia. Finalmente, se las fundió en plata. Se mandaron a Buenos Aires y no sé qué fue de ellas."
En 1910, el Congreso votó la partida de dinero necesaria y se designó a la comisión encargada de contratar el monumento: Augusto Montes de Oca, presidente, Marcelo Torcuato de Alvear, nieto del prócer, Enrique Larreta, entonces ministro plenipotenciario en Francia, Tomás Le Breton (era embajador en París cuando estalló la Segunda Guerra Mundial), Ernesto de la Cárcova y Rodolfo Alcorta.



El Brigadier General Don Carlos María de Alvear

"Todos ellos se lo pasaban a Partagás y coñac en casa de Larreta. Era una época en que la gente no andaba a los apuros. Pero yo rabiaba y Le Breton, que nunca iba a las reuniones ("con un gritón basta") me decía que nunca más me nombrarían en una comisión. El colmo fue cuando alguien propuso el disparate de echar tres nombres en un sombrero y elegir. Me faltó tiempo para proponer: "Rodin, Bourdelle, Despiau". Y uno que no nombro porque era una buena persona, me espetó: "¿Cómo va a estar Rodin, ese morfinómano?". Finalmente, resolvieron encargarle el monumento a Andrew O´Connors, un americano-irlandés que vivía en París: un académico, pero de los mejores. Yo estaba furioso (O´Connors era muy importante) y me vengué asutándolos: "Ustedes se encargan, pero no esperen que en París vigile el trabajo del yanqui ese". Un año después la comisión llegó a París para que aprobáramos o no la maquette (que me negué a ver antes) y cerrar el trato. La maqueta era muy buena, enorme, se veían hasta los botones del uniforme del general, pero decididamente, aunque rondara los varios talleres que Rodin tenía en la ciudad, O´Connors no comprendía la renovación escultórica que Rodin y Bourdelle proponían.
"Yo me paseaba de un lado a otro del taller sin decir palabra. O´Connors debió odiarme, Larreta me miraba de reojo, los demás titubeaban, y Marcelo de Alvear venía y me preguntaba: "Y vos, ¿qué opinás?". Y yo le retrucaba: "No digo nada porque no me parece nada". Ya en el restaurante Fouquets, que acaba de abrir, volví a la carga.


El monumento con las figuras de "La Victoria", "La Fuerza", "La Libertad" y "La Elocuencia".Atrás se ve el Palais de Glace cuando estaba siendo construido.

Antoine Bourdelle en el taller que tanto frecuentó Rodolfo Alcorta Foto: New York Times / 5 La Nación

"Hasta que Marcelo, que me adivinaba el juego, decidió: "Bueno, echemos una mirada al taller de Bourdelle, como quiere Rodolfo. Pero te advierto: sos responsable de lo que pase con mi pariente" (nunca hablaba de "su abuelo"). Yo, que jamás me callaba, repliqué: "Clarísimo. Si el monumento tiene éxito, ustedes se quedan con la gloria". Como ocurrió. Tímidamente, de la Cárcova recordó que la municipalidad de Buenos Aires no terminaba de entenderse con Bourdelle respecto de los planos y diseños para el monumento a Ramón Falcón -que finalmente dieron al "Turco" Alberto Lagos-, un jefe de policía al que un anarquista hizo volar por el aire en 1909. Ese fue el primer encargo que le hice a Bourdelle y del que nació nuestra gran amistad.
"Me fui muy temprano al taller de Bourdelle para preparar el terreno. Ante un desnudo de mujer en arcilla, muy lindo pero con un derriére enorme, le aconsejé: "Afuera, esto no va". " Mais monsieur Alcorta, c´est une de mes meilleures choses!" " Meilleure o no, ¡fuera! Y esta otra también".  Bourdelle se agarraba la cabeza.
Era ridículo, sí; pero yo conocía a mis porteños. Puse a la vista todos los esbozos de animales que había hecho y un calco en yeso -era horrible- de no sé qué general. Abrevio: cuando llegó la comisión, yo les machacaba: "Este sí que sabe hacer animales. Y miren este general, qué nobleza". 


La cabeza de La Elocuencia. El concepto de elocuencia surgió en la antigua Grecia. En la mitología griega, Calíope, una de las nueve hijas de Zeus y Mnemósine, era la musa de la poesía épica y la elocuencia.

Alvear me llevó aparte y me dijo: "Está bien, los voy a decidir por Bourdelle (que le modeló una espléndida cabeza cuando era embajador en Francia, antes de ser elegido presidente), ¿pero qué hacemos con O´Connors? Hace un año que trabaja en el proyecto Montes de Oca, se va a enojar". Respondí: "Que reclame una indemnización a Buenos Aires". Marcelo sonrió porque él también conocía a los porteños. El pobre O´Connors nunca recibió un centavo."
Antoine Bourdelle terminó los moules para el monumento en 1918. Finalmente, el 15 de mayo de 1923, los mariscales Joffré y Franche d´ Espéray, y el ministro Bérard -con una alocución en nombre del presidente del Consejo, Raymond Poincaré- entregaron la obra al chargé d´ affaires argentino, Luis E. Bemberg, en presencia de Rodolfo Alcorta y Bourdelle. Días antes, jinete y caballo fueron exhibidos en el Salón de las Tullerías.
Exactamente doce años después de encargado, el 16 de octubre de 1926, se descubrió en Buenos Aires el para entonces ya famoso monumento. Todo el gobierno asistió a la inauguración, que tuvo un gran eco internacional.
La amistad de Rodolfo Alcorta con Antoine Bourdelle -nacida en ocasión del frustrado monumento a Ramón Falcón- duró toda la vida. Al morir Alcorta a los 92 años, dueño de una envidiable lucidez, la viuda del escultor -Cleopatra Sévastos- escribió a Gloria Alcorta una carta que sintetiza la relación fraternal y de mutua admiración que unió a los dos hombres: "Su padre fue para él un genio bienhechor que regalaba a quienes amaba todas las alegrías de la vida. Porque no hubo dicha más profunda para Bourdelle que la de crear. ¡Cómo se quisieron ambos y cómo se sostuvieron en las incertidumbres y las dudas!"
"Voilá une belle mort!" (¡Qué bella muerte!), como diría el conde León Tolstoi.


Por Hellén Ferro
Para La Nación - Buenos Aires, 2000

 


CLAVES DE UN CREADOR



• Nacimiento y niñez: Emile Antoine Bourdelle nació el 30 de octubre de 1861, en Montauban, en un modesto hogar de agricultores. A los diez años, les dijo a sus padres que quería ser artista. Pronto empezó a dibujar y modelar.
• Estudios: en Toulouse tuvo como maestro a Maurette; en París, al gran Falguiére, pero la influencia fundamental la recibió de Rodin.
• Trabajos principales: el Monumento a los Combatientes (Montauban), Beethoven, Penélope, La Virgen con el niño (Alsacia), Apolo, Isadora Duncan, Rodin.
• En Buenos Aires: Monumento al General Alvear, El centauro moribundo, y Heracles Arquero.
• Temas: en sus obras, las alas son un motivo recurrente. A menudo, logra la impresión alada mediante efectos de viento en objetos como banderas, o en las ropas y el pelo de los personajes.
• El juicio de la posteridad: muerto en 1929, hoy integra, junto con Rodin, el dúo de escultores más importante e innovador del siglo XX en Francia.


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La Segunda Guerra Mundial, planteó distintos contextos para Europa y Estados Unidos, comenzaron a tomar protagonismo distintos movimientos que tendieron al arte abstracto.
En la profunda crisis de la posguerra, el existencialismo filosófico actuó como marco de un arte que expresaba la incertidumbre y el extrañamiento ante el nuevo orden de la sociedad contemporánea.
Alejados de toda narración, los artistas buscaron transmitir sensaciones. La fuerte gestualidad, la utilización de materiales de uso cotidiano, incluso los desechos, buscaron establecer un vínculo con los diversos estados de la existencia del hombre.
Pintura:
Izquierda: KLINE, Franz Black, blue and white (Negro, azul y blanco), 1959
Centro: VIOLA, Manuel, Sin título.
Derecha: SAURA, Antonio, Retrato imaginario de Brigitte Bardot, 1962
Escultura: MOORE, Henry, Figura reclinada, formas externas, 1953/1954

Fuente: Museo Nacional Bellas Artes Web.

RECORD HISTÓRICO EN UN REMATE
Giacometti destronó a Picasso
en el ranking de las obras más caras




Pagaron US$ 104,3 millones por la escultura
"El hombre que marcha I".

Por: landres. AFP, ap, efe.

Una escultura del suizo Alberto Giacometti,1901-1966, es desde ayer la obra de arte más cara jamás vendida en una subasta. El hombre que marcha I, un bronce fundido en 1961, se vendió en 104,3 millones de dólares en la subasta de arte del siglo XX celebrada en la casa Sotheby's de Londres. La escultura es una de las emblemáticas figuras humanas escuálidas de Giacometti, mide 183 centímetros de alto y es una rareza por su tamaño. La obra de Giacometti superó los 104,1 millones de dólares que se pagaron en 2004 por Muchacho con pipa, el cuadro de Pablo Picasso que hasta ayer lideraba la lista de precios de arte en subastas. Aunque la cifra fue toda una sorpresa (el catálogo de Sotheby's estimaba su precio entre los 20 y los 30 millones de dólares), quedó por debajo de las que se supone que son las obra de arte más caras del mundo: No 5, 1948, un cuadro de Jackson Pollock (1912-1956), y Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1862-1918), de Gustav Klimt, vendidos en 140 y 135 millones de dólares en intercambios privados. A la hora de explicar el récord de Giacometti, varios especialistas recordaron que era la primera vez que una de estas emblemáticas esculturas de figuras humanas caminando sale a subasta en los últimos veinte años y que fue hecha en el mejor momento de su trayectoria artística. En el catálogo de la casa de subasta también se destaca que con El hombre que marcha I, el artista dio un sorprendente salto en la escala. Hasta entonces, sus obras en torno de la figura humana habían sido de mucho menor tamaño, incluso miniaturas. Giacometti es uno de los escultores más importantes del siglo XX. Fue amigo de Picasso y habitualmente se lo asocia a las vanguardias surrealistas, pero hay quienes también destacan su relación con otros movimientos de posguerra como el existencialismo y el teatro del absurdo, con cuyo principal exponente, Samuel Beckett, colaboró en varias ocasiones. Giacometti esculpió El hombre que marcha I en 1960. La obra se fundió en bronce en 1961, en la emblemática casa Susse de París. El artista suizo la había pensado como parte de una serie de esculturas que le habían encargado para el Chase Manhattan Plaza de Nueva York, pero cuando el proyecto se frustró decidió conservar esta y otra versión (la II) como obras independientes. Para el mismo proyecto, había hecho otras cuarenta figuras en yeso que él mismo destruyó. En 1961, tras un breve paso por la galería Maeght, de París, El hombre que marcha I fue comprada por la galería Sidney Janis de Nueva York. En 1968 la compraron dos coleccionistas privados estadounidenses; en 1980 la adquirió el alemán Dresdner Bank y de ahí pasó a la colección del Commerzbank, donde se exhibía. Por ahora, la identidad del comprador no ha trascendido.

Giacometti Básico

Pintor y escultor. Suiza, 1901-1966. Su padre era el pintor Giovanni Giacometti. En su juventud lo marcó el arte del antiguo Egipto. Vivió en Roma, Venecia y en 1922 se trasladó a París, donde entró en contacto con Picasso y Max Ernst. En 1934 rompió con el surrealismo y comenzó a esculpir figuras humanas realistas. A finales de los 30, conoció a Samuel Beckett y Sartre. Sus figuras humanas se hicieron cada vez más pequeñas y alejadas del canon realista. El reconocimiento masivo le llegó en 1962, con el Gran Premio de Escultura de la Bienal de Venecia. En 1965, el MoMA de Nueva York le dedicó una muestra individual.

AND THE NOMINEES ARE...
"El secreto de sus ojos" nominada para
el Oscar a la Mejor Película Extranjera





La película argentina "El secreto de sus ojos", de Juan José Campanella, y la peruana "La teta asustada", de Claudia Llosa, fueron nominadas este martes para los Oscar 2010 a Mejor Película Extranjera, anunciaron los organizadores de la ceremonia en Hollywood.
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas también postuló a la alemana "The White Ribbon", de Michael Haneke, ganadora de la Palma de Oro en Cannes; a la israelí "Ajami", de Scandar Copti y Yaron Shani; y a la francesa "Un Prophète" de Jacques Audiard, Gran Premio del Jurado en Cannes.
Los premios de la 82 edición de los Oscar se entregan el 7 de marzo en el Teatro Kodak en Los Angeles.